Viernes 16 de Septiembre de 2005, 15:25

50 años de la "revolución fusiladora"

| El Diputado Julio Aldáz (PJ) recordó en la última sesión de la cámara un nuevo aniversario del derrocamiento del General Juan Domingo Perón. El legislador hizo una sembanza de lo que ocurria por esos años en Basavilbaso.


"Nuestra localidad, señor Presidente, a pesar de lo pequeña que es, se ha caracterizado por tener medios escritos desde hace muchísimos años y allí fue donde encontré estas publicaciones. El sábado 13 de agosto del año 1955, el semanario "Nueva Era" de nuestra localidad decía a través de unas glosas: "Y bien, mi general, ¿de qué lo acusan? ¿De haber dado a la patria nuevo impulso, si supo levantar miles de escuelas donde había tan sólo ranchos sucios? ¿Que hoy ganan buenos sueldos los obreros y tienen lavarropas y heladera y que gracias a usted se ha liberado a la patria de tutelas extranjeras? Y bien, mi general, ¿quiénes lo acusan, los que nunca a la patria la quisieron y al dolor del hermano indiferentes cerraron los ojos para no verlos? No importa, el pueblo que sabe que ha luchado y aún lucha con insidia a toda hora lo aplauden y proclaman en Plaza de Mayo". Esto decía el semanario casi un mes antes del golpe. Y otro semanario que hasta hoy sigue saliendo en nuestra localidad que se llama "Crónica" que se definía como una publicación semanal de interés general y defensora de los intereses del pueblo, decía un año después, el sábado 22 de septiembre pero de 1.956, "Ha transcurrido un año desde el comienzo de la Revolución Libertadora y recién ahora cuando la perspectiva del tiempo permite aquilatar los hechos en su real significado es cuando se puede justipreciar el verdadero alcance y significado y perspectiva del movimiento de 1.955. Negras sombras agoreras se cernían en aquel entonces sobre el país, la corrupción administrativa, la persecución sistemática de quien no pensara u obrara igual que el líder, el despilfarro de sumas, bienes, fortunas que parte de los adaláteres del sistema, la despoblación de los campos y la disminución del área cultivada, la entrega de media patagonia a manos foráneas eran las premisas sobre las que se asentaba el régimen para no hablar sino de lo más obvio y visible. Y en ese panorama hace eclosión el germen de una revolución que desde el primer momento proclama su neta definición argentinista, libertaria y democrática. Hoy, decía un año después del golpe el director de este semanario, se puede afirmar a conciencia que los principios orientadores de la gesta de septiembre se van cumpliendo segura y firmemente. Mucho es lo que se ha hecho en tan corto plazo, desgraciadamente mucho es todavía lo que queda por hacer, primero, en el medio del diario trajinar que presupone dirigir un país se destaca con caracteres de neta garantía para la masa del pueblo el criterio que sustenta el gobierno revolucionario. Firmemente entroncado con la raíz misma de la argentinidad, habiendo hecho suyos los principios libertarios de mayo y constitucionales de Caseros, asegura para todos los argentinos un clima de paz, libertad, trabajo y bienestar. Ha permitido el auge del campo argentino, ha garantizado el sentido federalista de n uestras provincias, ha mantenido la libertad de enseñar y aprender, ha dado impulso a la iniciativa privada, ha impuesto el plan para incrementar la producción de petróleo, ha dictado normas, juicios y apreciaciones respecto de los partidos políticos, ha reestructurado organismos autónomos que antes eran absorbidos por el Estado. De manera que el pueblo argentino ve, palpa y percibe la realidad de su gobierno siempre en línea recta con sus principios y fundamentos. La revolución no ha defraudado en ningún momento las esperanzas puestas en ella. Desgraciadamente no podemos decir que la obra está conclusa, en cambio podemos llamar la atención a los partidos políticos para que retomen el hilo de la conducción partidaria, para que dejen de lado rencillas, divisiones y cuestiones personales, para que depongan odios y rencores y sean, a la par que órganos orientadores de determinada tendencia social, elementos de enseñanza de esa masa de pueblo que tanto lo añora y tanto lo necesita, Sólo así podremos afirmar que la obra iniciada hace un año culminará y se desarrollará para beneficio común". Como usted verá, estoy hablando del 22 de septiembre de 1.956, lo que decía en una publicación. Es cierto, la obra no había concluido, recién había empezado, los fusilamientos de José León Suárez, después los bombardeos a la Plaza de Mayo, después vendría el golpe del ’76, después vendrían los desaparecidos, vendría la masacre de Trelew, vendría la Noche de los Lápices, vendrían las torturas en los centros clandestinos de detención y arrojados en los vuelos de la muerte, después vendrían tantos otros hechos vergonzosos como la masacre de Margarita Belén, que llenaron de sombras y de tristeza a una inmensa parte del pueblo argentino, donde sólo se moría o se lo hacía desaparecer o se lo perseguía por pensar distinto. Quería reflexionar sobre estas dos visiones, porque siempre nos referimos a los grandes temas nacionales, pero en nuestro pueblo también pasaron cosas como éstas, pero también se arrancó el busto de Evita y se lo arrastró por las calles, se le cambió el nombre a la Escuela Eva Perón por Escuela La Pampa, a la calle 17 de Octubre se le llamó calle libertad; y tantas otras atrocidades que hicieron los gobiernos de facto para borrar de la memoria colectiva hechos importantes, gestas importantes del Justicialismo. Pero así como esto que pasó en nuestro pueblo se repitió a lo largo y a lo ancho de la Argentina, quiero completar lo que he leído con las siguientes palabras: Se conmemoran hoy 50 años de la caída del gobierno constitucional presidido por el general Juan Domingo Perón -estoy haciendo mención al día 16- abriendo un largo período de proscripción del Justicialismo y una gran crisis de representación política donde las fuerzas armadas asumieron el control del país. Desde las primeras horas del viernes 16 de septiembre de 1.955 la opinión pública empezó a tomar conocimiento primero a través de rumores y versiones diversas y luego mediante la confirmación d e las radios oficiales de un nuevo estallido revolucionario de alcance nacional. Focos rebeldes iniciaron sus actividades en Córdoba, Río Santiago y el litoral, el movimiento dirigido por el general Eduardo Lonardi en la provincia mediterránea y por la casi totalidad de los efectivos de la Marina de Guerra liderada por el contraalmirante Isaac Rojas en las bases navales del Atlántico. Las tropas leales a Perón no pudieron sofocarlo y el 20 de septiembre se refugiaba en la Embajada del Paraguay y la cañonera que lo llevó a Asunción a lo que sería el comienzo de su largo exilio de 17 años. La autodenominada Revolución Libertadora, o fusiladota, arrasó incendiando y destruyendo todo símbolo del gobierno depuesto, se prohibió toda la difusión de sus ideas e impuso prisión a quienes utilizaran imágenes, artículos y obras artísticas pertenecientes al Justicialismo. Vaya mi humilde y pequeño homenaje a la resistencia peronista, a los militantes que arriesgaron sus vidas, su seguridad, su trabajo por el retorno del Justicialismo al poder, dando la batalla desigual donde las posibilidades de triunfo eran escasas, sufriendo persecución de sus integrantes mediante fusilamientos, cárcel y destierro, inclusive el propio General Perón debió exiliarse. Con el golpe de Estado se destruyó un proyecto de país teniendo el peronismo la manifestación más auténtica de la lucha de un pueblo que comenzó a ser protagonista de la historia que se contaría de muchas y diversas maneras, pero siempre con la pasión y el compromiso de abr azar una causa justa, nacional y popular. Estamos orgullosos de ser peronistas, herederos de Juan y Eva Perón, que desde sus orígenes planteó la justicia social como eje central de su política donde las masas obreras eran por primera vez actores centrales del escenario político y gobernó para los humildes elevando su condición de vida como nunca antes y después lo hizo gobierno alguno. Para finalizar, como dijera el general Perón desde el exilio: "No me quedaba más que irme del país, si me quedaba, si apelaba a los trabajadores, al pueblo, hubiese sido un riego de sangre, yo vi a España después de la guerra civil, yo vi esos crápulas bombardeando la Plaza de Mayo, ¿valientes...? una plaza repleta de obreros sin armas, la suerte está echada". Vaya con esto mi homenaje a los peronistas que sufrieron la revolución libertadora y las persecuciones y a todos aquellos dirigentes, inclusive algunos de ellos familiares de algunos legisladores de este bloque, que sufrieron la cárcel y la persecución por parte la revolución fusiladora", exclamó Aldáz.