Lunes 13 de Octubre de 2014, 22:03

Basavilbaso fue sede de la 3ª Asamblea Diocesana

| Se realizó en el gimnasio del "poli" la 3ª Asamblea Diocesana. Reunió a fieles y religiosos de toda la Diócesis de Gualeguaychú encabezadas por el Obispo Jorge Lozano.


Este lunes en el gimnasio "Ronaldo Piccini" del polideportivo municipal de Basavilbaso se realizó la 3ª Asamblea Diocesana. Comenzó pasadas las 9 con la recepción y acreditación, y palabras de bienvenida del Obispo Monseñor Jorge Lozano. Prosiguió con la oración del Padre Rubén Melchiori e integrantes de la comunidad "San Roque". A las 10 de la mañana José Cabril hizo la Presentación del Camino de Asamblea. El Padre Pedro y el equipo misionero diocesano tomó la posta luego antes de que comenzarán los trabajos de los ochenta grupos, sobre cinco líneas de acción: fortalecer la unión y la misión mediante una comunicación fraternal y permanente; promover comunidades de puertas abiertas, generando espacios de encuentros y participación; promover una presencia pastoral y misionera en los medios de comunicación y las redes sociales; profundizar el compromiso misionero para acercar a todas las familias a la parroquia; sensibilizar a las comunidades para acompañar y atender a los que sufren, a los enfermeros y demás necesitados. En horas del mediodía los asistentes compartieron un almuerzo a la canasta, reanudando las actividades a las 14 horas. La Asamblea es un ámbito de participación de toda la comunidad diocesana, representada por delegaciones de cada parroquia, instituciones y movimientos que trabajan en la Iglesia. Cada dos años se hace un proceso de evaluación del trabajo pastoral en función a los objetivos que se van fijando. La primera Asamblea se realizó en 2010, en 2012 se realizó la segunda y para la realizada hoy en Basavilbaso hubo una presentación previa, encabezada por el Obispo Lozano en torno a la Exhortación Apostólica "La alegría del Evangelio", del Papa Francisco. Luego, las comunidades realizaron sus asambleas parroquiales o reuniones de consejos pastorales ampliados para evaluar el estado de las mismas en relación a la misión y sugerir acciones específicas. Las conclusiones fueron consideradas zonalmente y luego por el Consejos Diocesano de Pastoral. A las 16:30 se celebró la Eucaristía, una ceremonia presidida por el Obispo y concelebrada por los Sacerdotes de toda la diócesis. Durante la homilía el Obispo definió a la reunión como el espacio para compartir el peregrinar misionero de la Iglesia en la diócesis, "para escuchar a Dios". "El Papa santo Juan Pablo II -a partir del evangelio de San Lucas nos orientaba a terminar el Gran Jubileo del año 2000-nos decía que era un gran desafío para la Iglesia el comienzo del nuevo milenio", recordó Monseñor Lozano. Quien también citó al Papa Francisco cuando dijo que Jesús empezó evangelización en las periferias para que nadie quede excluido. "No podemos quedarnos "chapotenado" en el agua tibia de la orilla, en la seguridad de lo que vemos, de lo que conocemos, sino adentrarnos en aquellos lugares donde el Señor nos envía: las periferias geográficas y existenciales. Los ámbitos socioculturales que esperan ser evangelizados, y que no siempre son sencillos o fáciles. Lugares en los que a veces hemos estado y no hemos tenido buenos resultados...lugares en los cuales quisimos hacer algo y no obtuvimos frutos", exhortó el Obispo. Más adelante Monseñor Lozano pidió dejar de lado expresiones como "así estamos bien", el "¿para qué queremos más?", "si con los que somos ya es suficiente". "Tenemos que dejar de lado el "ya probamos, y no pasó anda", o "ya lo intentamos, una, dos o cinco veces y no pudimos evangelizar en tal lugar". "Debemos -dijo el Obispo- dejar de lado el mirar las necesidades de nuestra propia comunidad, las necesidades de nuestra propia Iglesia para ser capaces de mirar el horizonte que nos toca a toda la Iglesia". El Obispo recordó que el Papa Benedicto XVI advirtió que los agentes de pastoral, incluyendo a los sacerdotes, viven cada vez más agobiados por el desánimo, el cansancio y una falta de liderazgo preocupante, contribuyendo así a lo que llamó "el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia", y pidió a los presentes tomar con "entusiasmo" el "envío del Papa a hacer una Iglesia en salida, que mire hacia afuera, que no sea autorreferencial...que hable de lo que sucede y de lo hace falta construir y hacer en otro lado. Una Iglesia que deje de lado su preocupación por internismos y se ponga a mirar hacia afuera, hacia ese horizonte de mar abierto hacia el cual Jesús empujó a los discípulos y quiere empujarnos hoy a nosotros". "Francisco decía a los jóvenes en Brasil "hagan lío" y este hacer lío implica moverse, implica salir", enfatizó el Obispo. Monseñor Lozano recordó que Jorge Mario Bergoglio cuando era Cardenal "nos impulsaba a la misión. Ojalá se les vayan las parroquias de las manos, ojalá no puedan controlar todo, que haya tanta vitalidad en las comunidades que haga que muchas cosas se vayan dando sin que Ustedes sepan...ese es un signo de la vitalidad la comunidad". Finalmente el Obispo abogó que la Asamblea Diocesana "sirva para renovar el compromiso de compartir con alegría la fe con nuestros hermanos". Un momento particularmente emotivo de la ceremonia de clausura la 3ª Asamblea Diocesana fue cuando Hugo Zaupa, Ariel Darles y Pablo Bermúdez fueron admitidos por la Iglesia como candidatos a las Sagradas Ordenes del Diaconado Permanente. El ministerio del Diácono Permanente está atravesado por los tres rasgos específicos del ministerio ordenado: enseñar, santificar y conducir, y la principal característica de su espiritualidad es la del servicio. Ejercen el servicio del pueblo de Dios en los tres ámbitos fundamentales de la acción de la Iglesia: la palabra, la liturgia y la caridad. Así, el diácono es llamado a proclamar el Evangelio y a predicar la Palabra; instruye al pueblo de Dios a través de la homilía, la catequesis y en los diversos espacios de transmisión de la Palabra. En el ámbito litúrgico y sacramental el diácono, en virtud de la ordenación, participa en la acción santificadora del pueblo de Dios. Por eso puede presidir la celebración de algunos sacramentos (bautismo, matrimonio) y de los ritos exequiales, la Liturgia de las Horas y la oración de los fieles; bendice personas y cosas y, sobre todo, asiste al obispo y al presbítero en la celebración de la Eucaristía. En las Misas proclama el Evangelio, puede predicar la homilía en los casos que fuera conveniente y distribuye la Comunión. Además, y de manera preeminente, el diácono es llamado a ser testigo del amor de Cristo reproduciendo en él la acción misericordiosa del Señor, que vino a servir y a dar la vida. Por eso sirve en la mesa de los pobres como una pr olongación de su ministerio en la mesa eucarística. El Diaconado Permanente en la Diócesis de Gualeguaychú fue instaurado por Monseñor Jorge Lozano desde fines del 2008.