Miércoles 28 de Julio de 2010, 18:52

Cosmética para personas en tratamiento oncológico

| La Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) sede Basavilbaso, junto con la Cámara Argentina de la Industria Cosmética y Perfumes (CAPA), ha organizado en Paraná, un taller de automaquillaje y uso de accesorios de belleza para mujeres que padecen cáncer. El espacio ha demostrado que sirve para contener y fortalecer la autoestima de quienes atraviesan esta enfermedad.

“Pintarse la cara, color esperanza”, como dice la popular canción, podría haber sido otro título para resumir la nota que sigue. Es que el programa Luzca bien, siéntase mejor, desarrollado en 1989 en Estados Unidos, por representantes de la industria cosmética para ayudar a las mujeres que están afrontando tratamientos oncológicos, a reconciliarse con su imagen, no abandonarse y seguir adelante y diez años más tarde recaló en Argentina, y ahora, llegó a Paraná. [b]En Entre Ríos fue la Liga de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) sede Basavilbaso[/b], la que adoptó el programa y desde hace unos seis años, vienen desarrollando estos talleres con la intención de que las mujeres aprendan a cuidarse la piel, a maquillarse, a arreglarse, a ponerse pañuelos u otros accesorios. Verse bien y entrar en contacto con pares, compartir experiencias parecidas, contribuye a fortalecer su autoestima y superar la enfermedad, aseguran los organizadores. Hasta el momento se desarrollaron en la provincia, jornadas en distintas instituciones y hospitales de Rosario del Tala, Villaguay, Gualeguaychú, Basavilbaso y Paraná. Hoy, a las 15.30, se hará por segunda vez un encuentro en la capital provincial, más precisamente en las instalaciones del Hogar Filoé que depende del Templo Vida y Esperanza, que funciona en Cura Álvarez 628. [b]Gretel Kint[/b] es la cosmiatra encargada de transformar a estas mujeres de entre 30 y 60 años o más, que se acercan y participan de estos encuentros. Todas llegan con una cara y se van con otra, más animosa, alegre y en consecuencia, más bella. Eso asegura Kint, quien cuenta que el espacio viene bien para compartir porque allí se encuentran con otras mujeres en la misma situación, similares pesares y fuerza para pelearla. Solas, van saliendo las palabras, las experiencias, las estrategias que cada una se da para salir a la calle con los labios pintados o un pituco turbante anudado a su cabeza. Si bien aún se sigue estudiando científicamente la incidencia de la actitud positiva y el buen ánimo en el tratamiento y evolución del cáncer, hay profesionales que reconocen los beneficios del verse bien. Hace poco el jefe del servicio de Oncología del Hospital Álvarez, de Buenos Aires, el doctor Mario Bruno, había dicho que si bien no puede generalizarse porque hay más de 200 tipos de cáncer, “en los cánceres de mama, de colon y otras variedades comunes influye el estado de ánimo: cuando el paciente está en buenas condiciones anímicas, su sistema inmunológico está bien; y a la inversa, cuando está deprimido, sus defensas bajan”. Cabe resaltar que de estos encuentros de mujeres alentados por la Cámara Argentina de Cosméticos, el 90 % de ellas padece de cáncer de mama. Por lo tanto, ellas con sus testimonios también reafirman que les hace bien el verse bien. Tan simple como eso. “Una vez en una de estas reuniones, había una mujer que estaba muy acongojada; ella tenía cáncer de páncreas y estaba en tratamiento con quimioterapia, y lloraba mucho, hasta que se animó a hablar y contó que su marido la despreciaba porque estaba enferma. Todavía recuerdo su testimonio. En esos momentos es cuando una más necesita de la ayuda y comprensión de la gente querida, la familia, los amigos”, cuenta Kint. Las mujeres salen contentas de la reunión, se van con un set de cosméticos, agasajadas con un café y empezando a charlar con sus pares, se van desinhibiendo, contando sus historias que se detienen en cómo le dijeron el diagnóstico, cómo lo compartieron con los seres cercanos hasta cuántos días les falta para terminar el tratamiento. Enseguida un grupo va cobrando forma. “La idea es luego apuntalar ese grupo y sumar voluntarios para que puedan seguir cuidándolas, porque hay muchas que se sienten solas o no cuentan con apoyo familiar”, señala la cosmiatra. La propuesta de Lalcec que llega este miércoles a Paraná es una simple invitación para todas aquellas mujeres, de todas las edades, que estén pasando por un tratamiento oncológico. La jornada es abierta a todo público y gratuita y busca acercar a estas personas una palabra de ánimo y fortaleza, indican los organizadores.. Ni bien comienzan el tratamiento oncológico, las mujeres que atraviesan las sesiones de quimioterapia, ven que los cabellos se les empiezan a caer, y muchas caen con ellos. Llegadas hasta ahí, unas se ponen mal, no quieren salir a la calle, se sienten que todos las miran; algunas deciden cortarse de a poco el cabello, ponerse postizos, usar pañuelos, sombreros. Y otras como Rosita, de 65 años, que pasó por esa situación y puede contar su experiencia, recuerda que ella optó por raparse: “Cuando me dijeron que se me iba a caer todo el pelo, me asusté mucho y me puse a llorar sin consuelo. Terminé la quimioterapia, se me empezó a caer el cabello y veía que me quedaba desprolijo y me sentía mal, entonces fui a la peluquería y me pelé la cabeza. Salí y pasé por lo de una amiga como si nada fuera, sentí un gran alivio y usé distintos turbantes de distintos colores. Como me vi linda (risas) le pedí a mi hija que me saque una foto para que me quede de recuerdo”. El apoyo de los seres queridos es vital. “Un día, me invitaron para ir a una cena importante y me arreglé, me maquillé y me puse un turbante blanco de gasa, me divertí toda la noche. En ese momento sentí el apoyo de mi esposo, mis hijas y Ana, mi amiga, por eso salí adelante fácilmente”, confiesa hoy Rosita, quien hace cinco años que dejó atrás esa etapa de su vida. Fuente: Mónica Borgogno/El Diario.