Sábado 27 de Octubre de 2012, 04:19

Dos años sin Néstor Kirchner

| Se cumplen dos años de la muerte del ex Presidente Néstor Kirchner imprevistamente en Santa Cruz, cuando era Diputado nacional de influencia decisiva en el gobierno debido a su condición de consorte de la actual Presidente, Cristina Fernández.

La muerte de Kirchner, a quien su viuda se refiere en los discursos solo como “él”, sin nombrarlo, se produjo cuando se tensaba la cuerda electoral, la oposición se preparaba para enfrentar al oficialismo, el gobierno insistía en su estrategia confrontativa, sumaba adversarios y jugaba fuerte contra todos ellos, con números en la mano que daban el 30 por ciento de preferencia de votos al ex presidente y a Cristina. Néstor Kirchner en realidad no dejó el poder nunca; siempre trató de aumentarlo, desde que recibió la banda presidencial de manos de Eduardo Duhalde y después de entregarla a su esposa. Él era el que maniobraba con intendentes y gobernadores, el que trató siempre de mantener en silencio a los disidentes sobre todo del conurbano bonaerense, mediante su conocida táctica de intimidar por una parte y de ofrecer dinero por otra. Ese trabajo de construcción de poder no era igual al de construcción política. Néstor solía reunir más y más poder pero a costa de perder puntos políticos, sumar adversarios que equivalían a perder votos. La importancia que tuvo Kirchner en la política argentina, en la presidencia o detrás de ella, suscitó la impresión de que falta el verdadero presidente y creó la incertidumbre de qué hará el vicepresidente Julio Cobos, lo que no se corrigió sino que empeoró con la elección de Amado Boudou, que más que solución fue fuentes de renovados problemas para el gobierno. Poco después de que murió Kirchner, el analista Rosendo Fraga aseguró que, tras mantenerse incluso como presidenta detrás de su marido, de no rechazar que fuera él quien detentaba el poder ni buscar espacio propio, “Cristina ocupa ahora el centro de la escena y tiene la oportunidad de ejercer el poder por sí misma, un año antes de las elecciones y trece meses de que termine su mandato”. “Tiene la oportunidad de modificar, rectificar, corregir, cambiar una serie de aspectos, estilos, orientaciones y políticas impuestas por su marido, que llevaron a una situación inédita, que un gobierno con la economía creciendo al nueve por ciento tenga la aprobación de sólo uno cada tres”, dijo Fraga. El primer y principal problema fue redefinir el kircherismo, tomar las riendas del partido, y limitar la influencia creciente de Hugo Moyano, que llevó a una seria crisis con motivo del asesinato del joven militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra. También hubo conjeturas sobre el destino de funcionarios que respondían más a Néstor que a Cristina, como el cuestionado Guillermo Moreno, que sigue en su puesto parece que más firme que nunca, desde el que hace varios trabajos “sucios”. La herencia que dejó Néstor a su esposa, es un país fortificado económicamente, y un nuevo mapa político que propició el nacimiento del “cristinismo”. Pero eso fue dos años atrás. De todas formas, hubo sectores (como los intendentes del Conurbano Bonaerense) que perdieron a su principal interlocutor. Aunque el vicepresidente Amado Boudou, escándalo de por medio, y los ministros de Interior, Florencio Randazzo y de Planificación, Julio De Vido, intentaron llenar el vacío que dejó Kirchner, hasta el momento no lo lograron y eso se notó durante la campaña electoral. Cristina y Néstor, el día en que ella asumió la presidencia. Hace dos años atrás, cuando Kichner murió, todavía faltaban 12 meses para las elecciones generales del 23 de octubre. En ese entonces, el escenario político dibujaba un mapa compartido entre un candidato oficialista, que seguramente sería él mismo; uno peronista no kirchnerista y otro postulante acordado entre socialistas y radicales. Sin embargo, su fallecimiento dio por tierra ese esquema y planteó otra historia. Cristina, que para ese momento no esperaba volver a ser candidata a la reelección, tuvo que replantear su decisión y como ella misma dijo hace poco tiempo: “el mismo día de la muerte de ‘él’ supe lo que debería hacer”. Lo cierto es que la muerte de Kirchner mostró que la oposición, sea la antikirchnerista, la peronista, de centro izquierda o de derecha, se quedó vacía de contenido al no tener un sujeto en el que volcar la antinomia que había planteado al enfrentarse discursivamente contra el ex presidente. Y los resultados quedaron claros el 23 de octubre. Cristina se fortaleció y ganó por un margen histórico, dejando a la oposición casi sin argumentos. Lo cierto es que desde el 27 de octubre de 2010, la historia política del kirchnerismo cambió para siempre. Fuente: AIM.