El HCD hizo un homenaje a un testigo vivo de la gesta de Malvinas

Galarza de Herrera, visiblemente emocionada, y luego de reconocer al Concejal Strack por haber impulsado la iniciativa, solicitó se le permitiera leer una carta, redactada por la hija de un veterano de guerra. El escrito dice: “No se como expresarme, quiero decir tantas cosas, pero a la vez siento mucho dolor...Les cuento que tengo 28 años, uno más que los transcurridos desde aquellos primeros días de abril de 1982; el 28 de marzo de ese mismo año, cuando cumplía tan solo un año de vida, me separaron de mi papá, quien en cumplimiento con su trabajo y la Nación, partió a las frías aguas del sur. Él como otros tantos, tubo la suerte o quizás la desgracia de volver al continente. La suerte, porque una vez cumplido su deber con la patria, tan difícil, como es participar de un conflicto bélico, pudo regresar junto a sus familiares y seres queridos; pero a la vez, desgracia, porque hace 27 años que papá guarda en lo más profundo de su corazón aquellos recuerdos, porque una vez en tierra, la consigna fue: “no hablar”. Fue él quien me enseño los valores que hoy tengo, y es a él a quien quiero parecerme ahora como madre de dos niños. Su amor y lealtad por la patria que supo inculcarme, hizo que una vez culminados mis estudios secundarios, siguiera con la carrera del profesorado de historia y ciencias sociales, el cuál termine en el año 2003 sellando la carrera con una tesis sobre el conflicto de Malvinas como homenaje a él, y todos los héroes, y a aquellos que ofrendaron su vida por la patria. Hace ya seis años que me he puesto en contacto con ex combatientes del Centro de Veteranos y Caídos en la Guerra del Atlántico Sur, con sede en la ciudad de Punta Alta, allí comprendí el dolor que llevar adentro, lo mismo que todos los familiares sienten cada año acercándose el mes de abril, viudas, madres e hijos quienes ni siquiera llegaron a conocer a sus papás transcurren ese día con mucho pesar y abatimiento. Yo en cambio, vivo el 2 y 3 de abril, con la alegría de estar con él, de poder acompañarlo, y de tenerlo cerca. Hoy a 27 años, veo en papá una mirada triste, porque lee un discurso en una conmemoración a héroes de Basavilbaso, y nota la omisión de su desempeño, el dolor fue sentido en toda la familia, pero el dolor más grande surge, por ser un desconocido en su propia tierra. papá nació en Basavilbaso, el 15 de Julio de 1957; y como saben, cursó hasta los 16 años sus estudios allí. No comprendía que había enojado y golpeado tanto a mis padres para que sintieran tanto dolor, por razones de mi trabajo y falta de tiempo, no estaba al tanto de la situación, fue allí donde mi padre me muestra una nota donde se rinde honor a los héroes basavilbasenses, olvidándose de uno, mi reacción fue de tristeza, me sentí mal, quizás humillada, y no podía dejar de ponerme en el lugar de papá..., lloré para desahogar el sentimiento de dolor, leía cada uno de los comentarios que se realizaron y más lloraba. En una de las tantas charlas que tuvimos con más acerca del tema...le dije, de papá se olvidan, ¿sabes porqué?: porque Herrera volvió y pesar de su dolor continuó con su vida y su carrera, sobreponiéndose solamente con la ayuda de su familia, sin molestar y sin pedir favores a nadie...¿para qué nos sirve Herrera entonces? Nos sirve ¿saben para qué? para tener un testigo vivo de un hecho que marcó la historia argentina, para rendirle homenaje hoy que esta con nosotros, en vida es que se hacen los homenajes, después es tarde, todos son buenos e hicieron lo mejor. No creo que el alivio de papá sea que lo llamen que lo llamen por teléfono, o lo inviten a ceremonias conmemorativas, el alivio de papá será que no se omita ninguna información, interiorizándose antes de lo ocurrido con fechas y nombre...no debemos cambiar la historia, deber contarla”, concluye la cata firmada por Andrea Herrera, hija del héroe local.