Lunes 20 de Septiembre de 2010, 22:31

Ha muerto Don Pedro Mista

| La noticia se conoció en las últimas horas de la tarde de este lunes. Con su paso a la inmortalidad la ciudad pierde a un hombre bueno, respetado, querido y estimado. Un referente histórico del Centro Comercial, que en años muy duros -donde nadie quería tomar la representatividad del sector- le puso el hombro con pasión y responsabilidad institucional.


Solo es necesario una sola situación para confirmar, aumentar, corregir, perdonar, comprender sobre alguien. Si esa persona es muy devota, seguramente su último suspiro lo habrá consagrado a Dios y estar dispuesto a acatar la inapenable sentencia de su juicio final. Los agnósticos, los ateos estaran convencidos que en un instante se presenta como síntensis todos los acontecimientos vitales que nos tuvo como protagonista y simultaneamente nuestros sentimientos de afecto y devoción por nuestros seres queridos. Esta situación a la que nos referimos es la muerte. Siempre injusta e inoportuna aunque por longevidad aparezca como un acontecimiento natural y esperado y no por ello menos doloroso y sorprendente. Ha muerto Don Pedro Mista y la inmensa mayoría de nuestro pequeño pueblo debe sentir -sin dudas- al igual que nosotros un dejo de afecto, ternura, simpatía por lo que fue en vida. Así como despreocupado, tranquilo, mal administrador de sus negocios personales; Don Pedro fue simultaneamente igual de bueno, solidario, afectuoso, de voz y andar tranquilo, de trato afable. Pareciera que el enojo, la "calentura", el insulto o el impropedio, jamás formaban parte de su manual de conducta. Seguramente que en el balance final se verá reflejado con palmaria claridad que dejó más cuentas a cobrar que ha pagar -habiendo sido abuandante ambos listado en su trayectoria comercial- y por que no evocar lo que muchos no contarán o guardaran como celoso secreto y otros pocos con hidalguía rememoraran una de sus históricas características. En épocas del BIC (Banco Institucional Cooperativo) dentro de las pocas firmas solventes que su consejo de administración y/o gerencia aceptaba para otorgar creditos a socios "dudosos" estaba la de Don Pedro; y en su concepción de vida "eso no se le negaba a nadie". Así, el capítulo siguiente, en no pocos casos fue el hacerse cargo de los pagos por su garantía o segunda firma. Esta anécdota lo pinta de cuerpo entero. Historico dirigente del Centro Comercial en años muy duros donde nadie quería tomar la representatividad del sector, pasión y responsabilidad institucional, como la de su empresa mayorista que supo trasmitir e inculcar en su hijo más parecido o "semejante" -hasta fisicamente- Luis (el "gordo") de la múltiple decendencia que deja, ya de tres generaciones. Incursionó en la política conjugando su fe con las ideas sobre la administración de lo público como dirigente de la Democracia Cristiana, del cual no tenemos temor a equivocarnos al decir que ha sido el último sobreviviente de ese interesante grupo militante y comprometido. En síntesis: nos ha abandonado, de nuestra apasible y cotidiana vida pueblerina un hombre bueno, respetado, querido, estimado. Ha muerto Don Pedro Mista. Descanse en paz. El juicio final será sin dudas el Paraiso y el recuerdo afectuoso de todos lo que tuvimos el honor y placer de conocerlo. Colaboración de Sergio Carlín.