Miércoles 20 de Enero de 2010, 02:58

La vida de muchos haitianos pende de un hilo

| Jorge Mauricio Gerber (30) es el tercer basavilbasense que realiza tareas humanitarias en Haití. El joven militar, que está en la isla desde hace seis meses, admite que no hay palabras para describir la magnitud del desastre que causó el terremoto, un lugar donde "la vida pende de un hilo".


El Cabo Primero del Ejercito Argentino Jorge Mauricio Gerber es parte, desde hace seis meses, de la misión de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSTAH) en Gonaïves, a unos 150 kilómetros de la capital del país. La ciudad, segunda en importancia de Haití, tiene una población de algo más de 100 mil habitantes -según datos del último censo (2003)-, y es conocida como la Ciudad de la independencia y ha dado lugar a la Bahía de Gonaïves. Gerber como parte de un grupo que a diario enfrenta situaciones particulares, diferentes unas de otras, pero todas muy importantes en procura de consolidar el proceso de paz que constituye el objetivo de la misión de las Naciones Unidas, compartido por la mayoría de la población, tenía fecha de regreso para los primeros días de febrero, pero la catastrófica situación que se vive en gran parte del tercio occidental de la isla de Santo Domingo, posterga el reencuentro con sus seres queridos. El joven militar, uno de los hijos menores de Mario Gerber (F) y Cristina Romero, tiene seis hermanos, tres varones y tres mujeres. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 47 “Maestro Isaías Torres”, luego trabajó para Mary, Sara y Don Pedro Mista, en el supermercado que funcionó sobre la Avenida San Martín en pleno barrio Centro, hasta que un día, con una mochila cargada de ilusiones, se despidió del barrio Tolcachier y se sumó como voluntario del Ejército, en el Batallón de Ingenieros Blindado II de Concepción del Uruguay. Allí supo que era su vocación, y se abrazó a la carrera casi con tanto amor como el que siente por Natalia Villalba, su esposa, y su hermosa hija, de 5 años, que admite es la luz de sus ojos. El Batallón Conjunto Argentino 11 del que es parte el militar oriundo de Basavilbaso tenía una misión por un período de seis meses, en un contexto difícil, desde el clima de calor abrumador, con temperaturas superiores a los 35º C y hasta una estación de copiosas lluvias. Es ese marco deben patrullar tanto de día como de noche las zonas urbanas. Además de asistir a la población civil distribuyendo agua potable, limpiando las calles, instalando barreras antialudes, construyendo desagües para prevenir inundaciones, instalando sistemas de alumbrado público y apoyar las constante tareas que se realizan en hospitales y orfanatos. Para Gerber es muy difícil expresar con palabras los padecimientos que viven los haitianos, particularmente por el dolor que siente al ver a centenares de niños cuyo futuro, la vida misma hasta hace menos de una semana pendía de un hilo, y tras el tremendo terremoto que sacudió a la pobre nación caribeña “todo empeoró”, afirma. “El trabajo de las fuerzas de paz, y particularmente del contingente argentino se intensificó, como también advertimos que se multiplicaron los requerimientos de ayuda…es un desastre muy difícil de poder describir con palabras, pero estamos haciendo todo lo humanamente posible para salvar la mayor cantidad de vidas posibles”, indicó el militar que en las próximas horas, entre jueves y viernes, estará en Puerto Príncipe, la ciudad capital, la más afectada por el terremoto. De esta manera Gerber se convertirá en el tercer basavilbasense en la capital de Haití, lugar donde desde hace varios meses están Luis Antonio Fornerón, de la Fuerza Aérea, y Luis Omar Rojas, de la Armada. “La ciudad es un caos total, encima se derrumbó unas de las paredes de una cárcel, que tenia alojado a unos dos mil delincuentes y entre ellos los más peligrosos del mundo y para nuestra “suerte” se escaparon todos así que la seguridad está peor que antes”, relató Gerber en diálogo con RIEL FM. El militar admitió “no la estamos pasando nada bien, estamos a full todo el día porque no damos abasto”. En otro pasaje de la charla con la radio de Basavilbaso comentó que entre las actividades que desarrollan es “escoltar la comida” hasta los sectores donde se encuentran los refugiados y los hospitales, sitios que “no dan abasto”. “No te imaginas como se pone la gente cuando ven un camión que lleva comida”. “Nosotros para poder seguir adelante necesitamos mucho del apoyo y las fuerzas que nos da nuestra gente, la familia a la extraño y necesito...pero se que están bien y eso reconforta para seguir en la lucha y ayudar a esta gente que tanto necesita de todos”, prosiguió. En opinión del militar desde que ocurrió el terremoto “se sumaron miles a los que a diario buscan por las calles comida y agua”, y que las mascarillas para protegerse del mal olor en hospitales “se tornó de uso habitual en todos lados, porque en todos lados hay cadáveres en descomposición”.