Sábado 12 de Noviembre de 2016, 02:18

La violencia de género está anclada en nuestra historia

Sociedad | La Psicóloga Marina Schlotthauer, M.P 1948, analizó en RIEL FM los cómo y los por qué de la violencia de género. También planteó las salidas posibles.


[b]¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO?[/b] El tema de la violencia es un tema complejo, tanto por sus causas como por sus consecuencias; además, cuando hablamos de violencia es necesario aclarar que existen diversos tipos y modalidades de ser ejercida. Al referirnos a la violencia de género englobamos en ese término los diferentes modos en que se ejerce la violencia sobre las mujeres, es decir, son “violencias” producidas específicamente sobre las mujeres y básicamente por el sólo hecho de ser mujeres. La Ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”. La más conocida como “Ley de Violencia contra las mujeres”, contempla cinco tipos de violencia: · Violencia física: es la que se emplea contra el cuerpo de la mujer, produciendo dolor, daño, afectando su integridad física. · Violencia psicológica: es la que causa daño emocional, disminución de la autoestima, perturbando el desarrollo personal, se busca controlar a la mujer mediante hostigamiento, manipulación, aislamiento y demás factores que inciden en la salud psíquica de la mujer. · Violencia sexual: acciones que implican la vulneración de los derechos de la mujer a decidir sobre su vida sexual o reproductiva, violaciones, acoso o abuso sexual, trata de mujeres, prostitución forzada, etc. · Violencia económica y patrimonial: se limita a la mujer en el uso de la economía y los bienes, incluso propios, se la controla en los ingresos, en qué y cuánto gasta, se le paga un sueldo inferior por una misma tarea que realiza también un hombre, etc. · Violencia simbólica: implica la utilización de mensajes, valores, patrones estereotipados que transmiten dominación, desigualdad, discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Estas formas de ejercer la violencia pueden manifestarse en diferentes ámbitos: · Violencia doméstica: es ejercida por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra. · Violencia institucional: ejercida por funcionarios, profesionales, personal o agente perteneciente a cualquier institución. · Violencia laboral: es la que discrimina a las mujeres en los ámbitos de y que obstaculiza su acceso al empleo, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral. · Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos. · Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales. · Violencia mediática: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva discriminación, humillación, explotación de mujeres, atentando contra su dignidad. [b]LA VIOLENCIA DE GÉNERO COMO INSTRUMENTO DE PODER[/b] La violencia contra las mujeres está basada en una relación desigual de poder, esta relación desigual está alimentada por condiciones históricas y sociales, vivimos en una sociedad machista que ubica a la mujer en el lugar de objeto, se puede ver en las publicidades, en los programas de televisión, en los discursos, en los modos de actuar que existen en la sociedad, es la misma sociedad la que funciona como caldo de cultivo para la violencia de género. Por eso es tan difícil y quizás un utopía querer erradicarla, está anclada en nuestra historia. La violencia de género es el instrumento que tiene el agresor para anular la personalidad de la mujer y conformar una nueva identidad acorde a los deseos de él, y lo hace porque tiene la convicción de que está autorizado para hacerlo porque es superior a ella. Los hombres violentos forman parte de lo que lo que los psicólogos y psiquiatras llamamos "las psicopatías". La psicopatía o trastorno antisocial o disocial de la conducta, como también se lo denomina, no es una patología, no es una enfermedad que con un tratamiento se puede curar, es un “modo de ser”, es un trastorno de la personalidad, lo cual indica que es permanente e inflexible. El psicópata tiene como característica principal el desprecio y la violación de los derechos de los demás, hay desprecio hacia las normas establecidas por la sociedad. Estas personas no sienten culpa, no son empáticos, no tienen compasión, lo único que les interesa es satisfacer sus propias necesidades y para lograrlo son capaces de cualquier cosa, hasta de simular ser amables, buenos, comprensivos, amorosos... “simular”, no sentir, con tal de lograr lo que ellos quieren, que en definitiva es anular a la otra persona en todos sus aspectos, para atacarla, explotarla y demostrar su superioridad. Todos los psicópatas saben captar muy bien la fragilidad de la víctima, saben qué mujeres son débiles, vulnerables, ya que no todas las mujeres tienen el perfil de ser mujeres violentadas. Una vez que detectan esa característica, comienzan a seducirlas, son expertos en manipular, mentir, engañar… así comienza el trabajo de destrucción, por medio de la descalificación, el aislamiento, el maltrato, la cosificación. Luego de este trabajo comienza la violencia física directa. Si nos preguntamos por las causas de este trastorno vemos que existe una multicausalidad, ya que en la formación de la personalidad intervienen diferentes factores, factores genéticos, hereditarios, factores ambientales, socio-culturales, factores familiares que se establecen en los distintos tipos de crianzas. Todos estos factores pueden actuar como depresores o potenciadores de la disposición psicopática. El concepto de FEMICIDIO está directamente relacionado con la violencia de género pero no son lo mismo, el femicidio es una de las consecuencias posibles de la violencia contra las mujeres. El femicidio representa el fracaso del agresor para someter a la mujer. En realidad y paradójicamente el agresor no desea llegar al asesinato, lo que prefiere el violento es continuar ejerciendo su violencia sobre la mujer durante toda su vida. El agresor llega al asesinato porque la mujer quiere ser libre y empieza a hacer cosas para lograrlo. Por eso la mayoría, no todas, de las muertes por violencia de género se producen en el contexto de una ruptura de pareja, la mujer en su intento de ser libre se encuentra con la muerte. Y es la razón por las que muchas no pueden salir de esas situaciones, no se separan, se someten, se dejan manipular, por el miedo vivo y real de que las maten por el solo hecho de expresar el deseo de separación. [b]¿QUÉ SE PUEDE HACER?[/b] Los psicólogos tenemos una doble función. Por un lado, el trabajo con las mujeres víctimas de violencia de género (porque los psicópatas no llegan a terapia ni tampoco podrían sostenerla) tiene que ver con brindar herramientas para que la víctima pueda reparar lo que se rompió y de esa manera recuperar lo perdido, su autonomía, su libertad, su autoestima, su confianza en sí misma, la capacidad de crear y producir, el sentimiento de sentirse útil para ella misma y para los demás. Lo primero que se pierde en una relación violenta es la libertad, los vínculos se ven afectados, el violento aísla a la víctima de sus afectos, entonces debemos guiar a la mujer a que pueda recomponer todo eso, que logre generar una nueva red de apoyo que sirva para su contención en un momento en el que se encuentra vulnerada pero con la esperanza de volver a rehacer su vida. En estos casos el trabajo interdisciplinario y en red es fundamental, porque la naturaleza compleja de la problemática requiere de ese tipo de abordaje. Por otro lado es nuestro deber como psicólogos generar conciencia para las nuevas generaciones, lo cual tiene que ver con un trabajo preventivo; pero no somos los únicos a los cuales se nos destina esta tarea, profesionales de los diferentes ámbitos, las familias, los docentes y demás actores sociales, también tienen la responsabilidad de educar en la igualdad de género, hay que enseñarles a nuestros niños desde chiquitos, desde el juego, que tanto mujeres como varones tenemos las mismas obligaciones y responsabilidades. Jugar a la mamá con muñecas no debería ser exclusivo de las nenas, porque los nenes también van a ser papás en un futuro y van a tener que cuidar a sus hijos y cambiar pañales, eso no es tarea exclusiva de las mujeres como algunos hombres creen; o lo mismo con la "comidita", o con vestirlos de rosa y celeste…No hay colores o juegos de nenas y nenes, hay colores y juegos, y desde esa igualdad, desde ese respeto por lo que es el otro, desde el conocimiento de los derechos y la toma de responsabilidades como sujetos sociales que vivimos en sociedad con otros a quienes debemos respetar, desde la enseñanza de valores éticos y morales que se transmitan desde el ejemplo, de esa manera es que podemos empezar a construir otros modos de ser.