Sábado 6 de Diciembre de 2008, 03:18

"Amémonos no solo de palabras sino de obras"

| Este viernes la Escuela Número 76, del Complejo Educativo Cristo Rey, celebró sus primeros 60 años con un emotivo acto. La Congregación Hijas de la Misericordia, Tercera Orden de San Francisco fue quién impulsó esta maravillosa obra pastoral y docente tan arraigada en la ciudad y en constante desarrollo.


En nombre de toda la Congregación “Hijas de la Misericordia” habló la Hermana Rufina (Flaviana Ramírez), quién haciendo una mirada retrospectiva, de 60 años, advierte que “los caminos de Dios son los misteriosos y son realmente sorprendentes y como dice la Biblia: sus caminos no son nuestros camino, ni los proyectos de Dios son nuestros proyectos. Esta gran obra que es ahora el Complejo Educativo Cristo Rey, ya estaba en el corazón, en la mente, en el pensamiento de Dios y se hizo realidad a través de personas generosas que fueron instrumentos de Dios que pusieron por obra su sueño; así como lo fue Abrahán, así como lo fue María de Nazareth; así, María de Jesús Crucificado Petkovic que había fundado está Congregación en 1.920 en Croacia, escuchó los clamores de niños, ancianos, enfermos, necesitados, que le llegaron desde América…y en 1.936 envió un grupo de religiosas a Buenos Aires. Y más tarde vino ella misma…y viendo la necesidad de fortalecer la misión que Dios le había encomendado con más miembros religiosos, envía a dos Hermanas a la Provincia de Entre Ríos para que se entrevisten con el Obispo, con los Párrocos y si encuentran algunas jóvenes que quieran consagrarse al servicio de Dios en la Vida Religiosa, puedan así colaborar en su obra de amor”. Prosiguiendo su relato la Hermana Rufina dijo mediados de 1.947, “bajan en la estación de la bulliciosa Basavilbaso, se entrevistan con el Párroco, Padre Pascual Velzi, quién les mostró la obra que tenían iniciada en este predio, a qué fin lo quería destinar, y si las Hermanas podían hacerse cargo, con esa noticia regresaron a Caseros, Buenos Aires”. La religiosa dijo que la idea cobró fuerza al recibir el apoyo de la Madre María de Jesús Crucificado Petkovic, a quién “le gustaba los pueblos creyentes, laboriosos y sencillos, apartados de las grandes ciudades, para llegar con su obre a favor de los niños o de los enfermos”. “Lentamente esta obre fue creciendo con fe, esperanza y confianza en la Divina Providencia de Dios, con sacrificio y dedicación de parte de las Hermanas y de muchos abuelos y abuelas, tíos y tías de mucho de Ustedes, personas que dedicaron su tiempo, esfuerzo y corazón integrando los grupos de cooperadores que tuvo el instituto. Hoy a 60 años vemos los frutos y disfrutamos de sus diferentes ambientes y debemos ser agradecidos, primero a Dios, a las Hermanas, a los miembros de las Cooperadores, a los docentes, a los padres que confían sus niños”, exclamó. “Qué Dios nos siga bendiciendo siempre, junto con San Francisco de Asís y la Beata María Petkovic y que todo lo que hagamos sea para mayor Gloria de Dios”, concluyó. Durante la ceremonia se entregaron presentes a educadora que se jubilaron trabajando en la casa, entre ellas la Señora [imgTexto=1228533960.jpg]Luci de Medina[/imgTexto], la primera en acogerse a este beneficio siendo docente del establecimiento. “¡Cuánta alegría, cuánto agradecimiento, cuánta caridad, cuánta historia flota hay en el ambiente! Y todo hace referencia a un solo motivo!”. Exclamó Medina. Para la ex docente “la unidad” y “la diversidad” se encuentran en la escuela. “Diversidad de personalidades que han encarnado en estos 60 años un solo ideal que se sintetiza en la expresión de la Madre María de Jesús Crucificado Petkovic: “Amémonos no solo de palabras sino de obras”. Toda la comunidad agradece la acción educadora y educativa de éstas religiosas. Su actividad docente y Pastoral ha acompañado, año tras año el crecimiento de varias generaciones de Basavilbasenses quienes hoy se hacen presentes para decir ¡Gracias! ¡Gracias a Dios!, por haber elegido a esta Congregación para que ejerciera su acción pastoral en nuestra ciudad, ¡gracias! por haber seleccionado, entre sus miembros, a aquellos que nuestra ciudad necesitaba y, gracias a ella, las que con su acción docente, su gesto maternal, su oración profunda o su palabra consoladora, supieron llenar al corazón de cada uno de los niños y jóvenes que fueron confiados a su cuidado”, prosiguió con emoción. Seguidamente valoró que las puertas del Colegio se abrieran a estudiantes de toda la zona y otras confesiones, permitiendo que los beneficios de la cultura, de los avances tecnológicos, de las nuevas carreras y de las nuevas ofertas educativas lleguen a nuestra ciudad y, sobre todo, “¡gracias por mantener siempre viva la Luz del Evangelio frente a las adversidades, al menoscabo de los valores cristianos y al desprecio por la vida!”, enfatizó. Más adelante Medina expresó que desea que la Congregación multiplique su acción pastoral y obras, y que puedan ser más y más las personas beneficiadas, caminando siempre por la vida. “Amando y sirviendo, procurando formar hombres y mujeres de fuerte personalidad, criterios claros y actuaciones decididas para que la colmena donde acudieron a libar las flores de la fe, del saber y del sentir esté orgulloso de haber cumplido su misión. Hermanas que el Espíritu las ilumina permanentemente con su Luz de Gracias. Que Nuestra Madre Celestial las proteja bajo su manto, para que puedan cumplir el mandato divino: “Id y Enseñad”. Permítanme en este momento ofrecerle un agradecimiento especial a las Hermanas que me recibieron cuando me inicié a trabajar como docente: las Hermanas Consolota y Azucena que con su sabiduría me enseñaron a cumplir con la tarea siempre con amor renovado, a ser firme en la palabra, segura en los pensamientos, honesta en los actos serena en la confianza y siempre un espejo vivo de la fe. Agradezco también a las docentes que extendieron sus nobles corazones y sus generosos brazos para dar cumplimiento a la meta de proyectar nuestras vidas como un servicio a los demás”, finalizó con emoción Medina entre los aplausos de la comunidad educativa que colmó las instalaciones del salón de actos. En otro pasaje muy emotivo de la ceremonia se entregaron reconocimientos a quines integraron la primera cooperadora escolar y a los que en el presente colaboran con la institución. Fuente: Julián Gorge. Fotos: Osvaldo Sack.