"Honrar a "Evita" es luchar por el bien"

Griselda Ruiz recordó que en 1950 comenzó a funcionar la peña “Eva Perón” donde todas las semanas ella se reunía con intelectuales, escritores, poetas y artistas. “Allí por el influjo del magnetismo de “Evita” surgieron las manifestaciones más logradas de la poesía de la revolución, y que con palabras afectuosas recordara en “La razón de mi Vida”, dijo la responsable del Área de la Mujer y la Familia del municipio. Seguidamente Ruiz expresó que la “abanderada de los trabajadores” mostró por esos días ante poetas y artistas su gran espíritu, sensibilidad, grandeza y generosidad de alma, y “de sus labios escucharon la mejor lección, indispensable para ser leal y sencillamente peronista: ¡ser Pueblo!”, exclamó. La funcionaria entiende que estos hechos de la vida de Eva María Duarte dejaron un mensaje para las épocas de crisis, en la que debemos -con esfuerzo y teniendo por norte el bien común-, “mantener esa llama unida de la lealtad”, y en referencia a los que, gracias al poder que ejerce el pueblo y que le permiten alcanzar lugares de prestigio “no deberán olvidar que el único heredero es el “Pueblo” y (“Evita”) quién reivindicó el mismo, con su lucha y gran pasión”, afirmó. Ruiz reclamó se honre el nombre de la “abandera de los trabajadores” para que su lucha no sea en vano, y pidió “luchar por el bien común, que es toda esa masa que la dignificó y se llama: Pueblo”. Finalmente, desde su función, ratificó su compromiso de llevar a todos los sectores el accionar del Área de la Mujer del municipio para generar espacios de reflexión, participación, solidaridad y convivencia. “La relaciones de género son relaciones de poder que producen desigualdad a través de las cuales muchas veces las mujeres quedamos en inferioridad de condiciones”, expresó. [b]La Señora[/b] Señora, quédate aquí. En estos versos fugases. La flor del lino se fue para que tú te quedases. Señora quédate aquí. Si prefieres nuestro asedio. Andan nuestros corazones con nuestro corazón al medio. Señora, quédate aquí: Haremos bien tus mandados. ¡Cómo alumbra tu sonrisa sobre los descamisados! Señora, quédate aquí Tan pulcra e iluminada. ¡Que bien alumbra tu trigo sobre mi chacra agrietada! Eva Perón, señora, es harina del pueblo, harina y miel del pueblo de esta dulce Argentina. Eva Perón, señora, tiene a Dios en sus manos, en sus manos habita el ángel de la harina. Eva Perón, señora, es una braza joven. Que se queda hasta el alba para encender el día. Eva Perón, señora, tiene el corazón claro, corazón al alcance de tu mano y la mía. Señora, te digo brasa, para que me entibies mi noche Y mi camino y mi casa. Te digo dulce madera para que flotes en mi amargura marinera. Te digo luna, te digo. Creciente, para pedirte la iluminación del trigo. Eva Perón, señora, habla de las cosas simples. Sus menores latidos se asoman hacia fuera. Para que no los veamos. Para que los miremos. Ella tiene, señora, sonrisa verdadera. Eva Perón, señora, prefiere el pueblo pobre. Y bajo su mirada perderemos todo orgullo. Yo hablo de ella, señora, porque también soy pueblo. Yo también formo parte de este pueblo que es suyo. Antonio Nella Castro (*) (*)Nació en Salta en 1921 y se radicó desde los 26 años en Capital Federal. Ha publicado, en poesía: Tiempo de acuarela (1945), La elegía heroica (1950), El potro pintado (1959) y Baguala solamente (1972). En narrativa publicó La mestiza (1957), El ratón (1970, Premio Planeta de Argentina) y Crónica del diluvio (1986). En 1973 la Sociedad Argentina de Escritores lo distinguió con la Faja de Honor por su libro Baguala solamente (Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires). Permanecen inéditas su novela El útero de ladrillos (novela) y una antología de su obra poética, así como su obra de teatro "Los ojos azules como papá". Falleció en Salta, el 22 de julio de 1989.