"Ser radicales para ganar, y no ganar para ser radicales"

"Durante el desarrollo del último Congreso Partidario realizado en la ciudad de Paraná en el que se decidió por votación de la mayoría la participación de la Unión Cívica Radical en las elecciones del 18 de marzo pasado sin concertar alianzas o frentes, los argumentos expuestos a favor y en contra de esa propuesta valdrían hoy como elementos útiles para un análisis científico del resultado electoral que hoy conocemos. Así, quienes sustentaban en sus encendidos discursos la necesidad de aceptar la convocatoria del Nuevo Espacio para unir fuerzas en una fórmula encabezada por Emilio Martínez Garbino, aducían, y lo hacían convencidos, de que era imprescindible reunir a todos los sectores opuestos al proyecto bustista (excluyendo, por supuesto, al solanismo) bajo la protección del carisma y el caudal electoral que tendría el dirigente de Gualeguaychú. Los memoriosos recordarán, incluso, que muchos de los oradores aventuraron un inevitable cuarto lugar para el Partido Radical si no se optaba por esa salida. Hasta hubo quienes, dando un paso más allá, pronosticaban la desaparición de nuestro partido en el hipotético día después de ese “catastrófico” resultado electoral. Por supuesto, y la decisión final del Congreso así lo demuestra, hubo quienes, en forma tan o más vehemente, insistieron en la necesidad de asegurar la identidad partidaria, negándose a aceptar como ciertos los argumentos fatalistas esgrimidos, propiciando la participación con candidatos propios y dejando abierta la posibilidad de que aquellas agrupaciones que se pudieran ver identificadas con los postulados de este ya largamente centenario partido, se unieran a nosotros. Lamentablemente, y a pesar de que en esta etapa de vida interna de la UCR, caracterizada por la democracia que brindaron los cinco Congresos Provinciales realizados, hubo quienes, desoyendo todas las referencias a que lo votado por la mayoría pasaba a ser de cumplimiento obligatorio, buscaron caminos alternativos y pactaron acuerdos electorales, basándose en la, para nosotros, incauta autorización para que las conducciones departamentales y locales hicieran sus propias alianzas. Es evidente que los augures fallaron en sus predicciones. No solo la UCR se ubicó en el segundo lugar, sino que la Concertación Entrerriana terminó cuarta, con una diferencia que podemos calificar como abismal respecto de los partidos que se mantuvieron dentro de sus propias estructuras. Incluso, y aquí a nuestro entender se encuentra el meollo de la cuestión, en aquellos departamentos o ciudades en los que se verificó esa convergencia aceptada por el Congreso, la derrota fue aún más pronunciada, restando además, y notoriamente, votos a la opción expresada por la UCR. Nuestro partido no puede ofrecerle al ciudadano lo mismo que le ofrece el PJ, aún cuando nos suceda como en esta oportunidad, que nuestro discurso no fue comprendido o interpretado, o que la gente resolvió que necesitaba continuar creyendo en las propuestas peronistas. Ganamos en muy pocos lugares pero fuimos segundos en casi todos los demás. Esto, leído dentro del contexto de un oficialismo con mucho dinero para hacer obras y con una fuerte convicción en el electorado de que no resulta conveniente cortar la cadena de poder que viene del kirchnerismo, debe fortalecernos como partido, incitarnos a ejercer una oposición firme y decidida allí donde nos votaron para eso y a corregir los errores coyunturales que pudimos haber cometido. Debemos esperar confiados que la democracia nos vuelva a elegir, por nuestro sentir republicano, como representantes del pueblo para gobernarlo. Y a aquellos radicales que se dejaron tentar por vendedores de espejos de colores, les aconsejamos releer la bibliografía fundamental de nuestro partido para así poder tomar la decisión que la hora impone: Tenemos que ser radicales para ganar, y no ganar para ser radicales", señala el documento que fue refrendado por Ángel Roque Medina, presidente, y Dr. Mario Ignacio Arcusin, secretario UCR Basavilbaso.