Miércoles 24 de Marzo de 2010, 14:24

Rindieron homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado

| Este miércoles, durante el acto del "Día de la Memoria", se rindió homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado, y particularmente a tres vecinos desaparecidos durante la última dictadura militar. "El pueblo que no piensa su pasado y que no lo elabora corre el grave riesgo de repetir; pero más importante aún que recordar es entender, aunque para entender es indispensable también recordar", afirmó el Dr. Hugo Valdiviezo.


Este miércoles la ciudad rindió homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y recordó a los tres convecinos que lo sufrieron en carne propia. El acto contó con la presencia de numerosas representaciones escolares y vecinos. La ceremonia fue encabezada por la Intendente Blanca Rossi y contó con la presencia de funcionarios de su gabinete, ediles, de ambas bancadas, y familiares de Zulema Edith Bendersky, Mario Saúl Kobrinsky y Mario Gerardo Jacub. El único orador fue el Director de Asuntos Institucionales y Jurídicos de la Municipalidad de Basavilbaso, Dr. Hugo Valdiviezo quién señaló: “Quiero recordarles a Tzvetan Todorov en su artículo “Frente al Límite” sobre un sueño recurrente que tenía Primo Levi en Auschwitz. Levi rehacía regularmente la misma pesadilla: libre del campo, volvía a su casa y hacía un relato detallado de sus infortunios, pero de repente se daba cuenta de que ninguno de los asistentes lo escuchaba, que hablaban entre ellos, que ni siquiera se percataban que hablaban entre ellos, que ni siquiera se percataban de su existencia; más aún se levantaban y se iban sin decir palabra. Este sueño volvía después de su liberación, y Levi descubrió que estaba lejos de ser el único en haberlo tenido, que otros sobrevivientes se lo contaban en forma parecida. Dice Todorov que este sueño contiene gran parte de verdad. En el momento en que los campos existían los relatos acerca de ellos no faltaban en los países neutrales o adversarios a (Adolf) Hittler. Sin embargo uno se resistía a creerlos, pues de prestarles atención se obligaba a repensar radicalmente su propia vida. “Hay penas que uno prefiere ignorar”, dice Todorov y ese es el punto, y el porque estamos aquí hoy reunidos ante este monumento simbólico de la ciudad, porque por más pena que nos traiga como eco las muertes, padecimientos, exclusión social, opresión y todos los otros sinónimos con que puede aludirse al así llamado “Proceso de Reorganización Nacional” por más pena, no podemos ignorar y menos aún olvidar. Pero, yo me preguntaba cuando escribía: ¿Cómo narrar lo ocurrido? ¿Cómo volver palabra un mundo de ausencias?¿Cómo interrogarse por un posado? ¿Cómo contenerlo si se vuelto fantasma? ¿Cómo darle vida si sus palabras fueron desterradas? Y creo que todos estos interrogantes tienen una sola respuesta: MEMORIA. MEMORIA que debe recuperar aquel pasado funesto. MEMORIA para construir nuevos sentidos. Y por eso estamos acá. Para decirnos a nosotros mismos que todo eso no sucedió en vano, que no significa hacer historia en el sentido de la reconstrucción de datos, en una suerte de archivo, porque eso ya a 34 años no alcanza porque sabemos que de ese modo corremos el riesgo de convertir los hechos en banales o en productos de consumo, y de esa manera cerraríamos el sentido de un pasado al que lo volveríamos a colocar en ausencia. Por el contrario estamos acá para ejercer esa otra memoria que interroga el pasado, desde el presente, que recupera su sentido. Porque la MEMORIA es una construcción, un replanteo incesante que la sociedad toda debe hacer para que sobre todo los jóvenes encuentren un real significado a la violencia vivida en nuestro país. Porque el pueblo que no piensa su pasado y que no lo elabora corre el grave riesgo de repetir; pero más importante aún que recordar es entender, aunque para entender es indispensable también recordar. Ese proceso de recordar, esa reconstrucción de la MEMORIA debe constituir un valioso mecanismo de resistencia. Porque la MEMORIA Señores no es sólo una fuente de la historia, sino que es fundamentalmente un indispensable impulso moral y, además, es un deber y una necesidad ética y política de la sociedad toda. Es esa MEMORIA que debe edificarse a partir de todas las víctimas del horror genocida. Víctimas que pertenecían a una generación de jóvenes, mi generación, hermanos nuestros, con un enorme compromiso. Victimas que nos siguen señalando la necesidad imperiosa e irrenunciable de construir en paz un mañana más justo, un mañana en el que nadie quede a la intemperie, un mañana para todos y para todas. Porque no podemos olvidar que más allá de estos miles y miles de víctimas puntuales fue la sociedad la principal destinataria del mensaje del terror generalizado. El poder dictatorial pretendía que el pueblo todo se rindiera a su arbitrariedad y su omnipotencia. Buscaba una sociedad fraccionada, inmóvil, obediente por eso trataron de quebrantarla y vaciarla de todo aquello que lo inquietaba, anulando su vitalidad y su dinámica y por eso prohibieron desde la política hasta el arte. Es allí donde nuestro deber ciudadano de ejercer la MEMORIA. MEMORIA para seguir aprendiendo en el día a día cómo reivindicar la democracia, cómo promover la solidaridad social, cómo transmitir la memoria de éste horror, conocer la verdad, detectar los resabios autoritarios que aún puedan quedar después de 34 años en las instituciones. Y somos los ciudadanos, que, con nuestro trabajo podremos contribuir a construir una sociedad tolerante de las diferencias y respetuosa de esa generación. Creo que todos hemos aprendido de aquel horror. Nuestra sociedad, en la que casi la totalidad de los sectores políticos, sociales, culturales y económicos rechaza ese pasado de crímenes contra la humanidad. Esto nos hace decir que (Georg Wilhelm Friedrich) Hegel -filósofo alemán nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770- no tenía razón cuando afirmó que “lo que aprendemos de la historia es que el hombre no aprende nada de la historia”. Nosotros debemos decir que si hemos aprendido y por eso repudiamos el golpe, 34 años después de aquel asalto al poder, y ese repudio consiste en un ejercicio colectivo de MEMORIA para seguir construyendo y mejorando nuestra democracia, rechazando los proyectos minoritarios y oligárquicos que aún hoy existen y que nos dicen que debemos pagar con más deuda, esos mismos que creen que pueden usar la moda que impuso Honduras. Por eso hoy más que nunca debemos redoblar el tambor de la conciencia por encima de los que quieren impedir su marcha hacia un mañana con alegría, con dignidad, en paz, entre todos; porque no se construye con olvido, para ello debemos luchar, por todas las vías de la no-violencia por un país con derechos humanos para todos. Señores a 34 años del golpe es hoy una oportunidad para reflexionar sobre aquello que ocurrió, pero también sobre aquello que nos pasa y nos atraviesa en el día a día preguntándonos acerca de qué futuro queremos como sociedad. Creo que el mejor homenaje y reconocimiento a aquellos que hoy no nos pueden hablar, pero que sembraron la fuerza de esos que pretendieron silenciar sin percibir que esos vientos no se callan, esos vientos no se encierran, es el de no bajar los brazos para alcanzar ese futuro que deseamos y merecemos, aún sabiendo que para lograrlo tenemos mucho por hacer y mucho camino por andar”. Luego de las palabras del Dr. Valdiviezo la Intendente y familiares de las víctimas del terrorismo de Estado colocaron una ofrenda floral al pié del monumento “Bloque de Ausencia”, del artista plástico Claudio Barragán, en la la “Plñazoleta de la Memoria”, frente a la centenaria Escuela Nº 9 “Matías Zapiola”, sobre la avenida San Martín (entre H. J. Quiroz y Tomás de Rocamora).