Lunes 30 de Julio de 2012, 10:42

Ropas: Un fenómeno comercial

| El crecimiento que registra el negocio de la ropa, permitió que en nuestra ciudad se multiplicara la cantidad de comercios que se dedican al rubro, de esta manera la segunda ciudad del Departamento Uruguay aporta a las estadísticas comerciales un inusual movimiento económico en la actividad que ha llamado la atención.


Estamos refiriéndonos al “boom” de la venta de ropas. Solo en un radio del centro geográfico de Basavilbaso desde Avenida Leandro Alem hasta San Martín y de Avenida Urquiza a calle H.Quiroz, existe una treintena de tiendas que certifican esa realidad. Hay ropas para todos los gustos, para grandes y chicos, mujeres y hombres. Históricamente la mujer fue exigente y original en el vestir, pero hoy, también el hombre apuesta a lucir distintos modelos, algunos exóticos, que no lo diferencian de esas exigencias femeninas en cuanto a la manera de lucir una prenda. Lo mismo ocurre con los complementos del vestir como lo son el calzado (zapatillas, botas, zapatos), gorros y sombreros, bolsos, hasta estilos variados de peinados. La ropa, fabricada en diversos materiales acorde al clima adverso puede ser de origen natural (seda, lana, cueros, de origen animal o algodón y lino de origen vegetal) y materiales sintéticos como el poliéster. Al respecto cabe aclarar que muchos evitan el uso de indumentarias confeccionadas con productos de origen animal por la obtención cruel de los mismos. Las preferencias de unos y otros dieron lugar a la multiplicación en las ventas y éstas abrieron un abanico que disparó una renovación constante en los diseños, tanto en ropa de vestir como en la vestimenta informal, el hombre se olvidó del traje y del overol y también se inclinó por la variedad de gustos. Nadie quiere estar “fuera de moda” y el estarlo, ya no es privativo de las familias adineradas que consideraban a la vestimenta como una inversión que eleve su “categoría” o ”status”. Hoy las roperías resultan ser un negocio redondo que alimenta permanentemente las transformaciones de las vestimentas para ser siempre una novedad. Así las cosas el mercado se volvió tentador para muchos provocando un fenómeno que solo en Basavilbaso mueve una significativa cifra en pesos mensualmente si se tiene en cuenta un promedio de $3.000,00 pesos diarios por cada negocio dedicado a la venta de indumentarias. A ello debe sumarse el creciente mercado negro de la ropa, que fue una salida para muchos desocupados que mayoritariamente se abastecen en La Salada, el gigante espacio de un negocio que se extiende no solo en Buenos Aires, sino también en el interior del país. De esa manera un particular que ya tiene experiencia en el "negocio" sabe que con dos mil, tres mil (existen casos de hasta 10 mil) en el bolsillo, adquiriendo en La Salada, Once o en las Ferias de Ropas de Rosario, pueden ser multiplicados en pocas semanas de "caminar" las calles de la ciudad. La población basavilbasense ha sido y es generosa como respuestas a estas iniciativas comerciales, por eso las propuestas van desde ropas para las familias, como también casas exclusivas con indumentarias deportivas o para niños. No son ajenos a este “boom” comercial, despensas y almacenes de ramos generales de los barrios que en algunos casos también anexaron la venta de ropa para engrosar sus cajas. Claro está que en este “surtido de tiendas” se mezclan calidades, no obstante ello el negocio de la ropa se extiende muy a pesar de la crisis y, las variantes económicas que no distingue clases sociales se ven beneficiadas ante desaceleración de la economía formal y en eso radica la cantidad de comerciantes que se han inclinado por ésta actividad en Basavilbaso. Fuente: Pregón.