Domingo 2 de Abril de 2006, 11:48

SE CUMPLEN 24 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS

| Para todos, las Islas Malvinas fueron, son y serán argentinas por nuestra historia, por ubicación geográfica y por nuestros hermanos caídos en ella, una gesta heroica por quienes peleraron, pero una atrocidad de quienes idearon y pensaron una guerra donde murieron miles de jóvenes.

“Aceptaremos el diálogo con el convencimiento de que la dignidad y el orgullo nacional han de ser mantenidos a toda costa y a cualquier precio. (...) Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, vociferó aquél viernes 2 de abril de 1982 el dictador Leopoldo Galtieri ante una multitud de unas diez personas que se congregó en Plaza de Mayo que vitoreó el desembarco argentino en las Islas Malvinas, dando inicio a la guerra con Gran Bretaña que dejaría como saldo cientos de soldados argentinos muertos y marcaría el principio del final del régimen militar . El gobierno de facto había sumido al país en una de sus etapas más tenebrosas, aparecía como paladín de una vieja y legítima reivindicación histórica de la recuperación de la soberanía nacional sobre Malvinas, dejando una herida en la sociedad argentina imposible de cerrar. Estaba desprestigiado en lo político, cuestionado en lo económico y jaqueado por la movilización social creciente en el país, intentó una huida hacia adelante, la reconquista de las Islas Malvinas. La respuesta popular a la guerra se concretó en campañas de envío de ropa y comida a los soldados durante los 74 días del conflicto austral, donde la población manifestó su solidaridad con los chicos que estaban en el frente de combate, a lo largo y ancho de nuestro país. Jóvenes entre 18 y 21 años reclutados en el servicio militar obligatorio fueron enviados a las islas australes bajo temperaturas bajas sin pertrechos adecuados y con nula instrucción militar. Para el Gral. Marín Balza, ex jefe de Ejército y quién participó en la contienda por el archipiélago austral que la decisión de recuperar Malvinas “fue un intento de perpetuar la dictadura”, donde la persecución, el terror y la guerra se habían convertido en herramientas legítimas desde que asaltaron el poder en marzo de 1976. La Argentina apeló al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) convencido de que obtendría el apoyo de los Estados Unidos. una locura pensar que Estados Unidos iba a mantenerse neutral en el conflicto, siendo el Reino Unido uno de sus socios privilegiados dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el mismo Gral. Leopoldo Galtieri confesaría años después que en 1982 pensaba que una respuesta inglesa era absolutamente imposible que esto ocurriera en tratar de recuperar un territorio donde vivían dos mil personas. Apenas terminada la guerra el llamado “proceso de desmalvinización” empezó en las propias dependencias militares y se les ordenó a los soldados no hablar de lo acontecido en las Malvinas ni con sus familiares. El 14 de junio de 1982 se cerró el enfrentamiento militar que había comenzado el 2 de abril, cuando cedieron las últimas defensas en Puerto Argentino y también terminaba la dictadura militar y se abría un espacio de revisión crítica del pasado inmediato como nunca antes. Este gigantesco cambio tiene el origen doloroso y amargo en esos 74 días de euforia, depresión y muerte. Para todos, las Islas Malvinas fueron, son y serán Argentina por nuestra historia, por ubicación geográfica y por nuestros hermanos caídos en ella, una gesta heroica por quienes pelearon, pero una atrocidad de quienes idearon y pensaron esta guerra, donde murieron miles de jóvenes inexpertos que dejaron sus vidas por la patria en el archipiélago austral. Por: Julio Aldáz, diputado provincial PJ.