Lunes 26 de Diciembre de 2011, 09:57

El Papa advirtió que el hombre quiere ocupar el lugar de Dios

| Benedicto XVI dijo que el "gran pecado" de los hombres es actuar de manera presuntuosa por sí solos, competir con Dios, intentar ocupar su puesto y decidir lo que es bueno y malo, ser dueño de la vida y de la muerte.

Ante varios miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Pontífice pronunció el tradicional Mensaje de Navidad, en el que repasó la situación en el mundo y pidió el cese de la violencia en Siria, "donde ya se ha derramado demasiada sangre". El Papa, de 84 años, aseguró que Jesús vino al mundo para salvar al hombre de todos los tiempos, "que no sabe superar por sí solo las dificultades y peligros y necesita poner su mano en otra más grande y fuerte, una mano tendida hacia él desde lo alto". "Jesús fue enviado por Dios para salvarnos de ese mal profundo, arraigado en el hombre y en la historia, que es la separación de Dios, el presuntuoso orgullo de actuar por sí solo, intentar competir con Dios y ocupar su puesto, decidir lo que es bueno y es malo y ser el dueño de la vida y de la muerte", afirmó Benedicto XVI. Por otro lado, Benedicto XVI pidió el fin de la violencia en Medio Oriente y envió un mensaje de apoyo a las víctimas de las guerras y los desastres naturales en África, en el marco de la tradicional bendición "Urbi et orbi". "Debemos ser portavoces de los que no tienen voz", definió el Pontífice. También pidió "ayuda divina" para los pueblos del Cuerno de África, "que sufren hambre y escasez de alimentos, muchas veces agravada por una situación de permanente inseguridad", según señaló un despacho de la agencia de noticias DPA. El jefe espiritual de 1.200 millones de católicos insistió también en reclamar paz y estabilidad en Tierra Santa y alentar que palestinos e israelíes reanuden el diálogo interrumpido. A los países del norte de África les deseó "nueva fuerza para lograr el bien común" tras las revoluciones que sacudieron la región este año. Durante el tradicional mensaje transmitido por televisión y radio en más de 60 países, Benedicto XVI se mostró además especialmente afectado por las inundaciones en Tailandia y Filipinas y envió su consuelo a los afectados. Tras la bendición, el Pontífice envió saludos navideños en 65 idiomas. La tradicional bendición apostólica "Urbi et orbi" (a la ciudad de Roma y al mundo) es uno de los ritos más solemnes de la Iglesia católica. Dos veces al año -el domingo de Pascua y en Navidad- el Papa imparte la bendición a los fieles católicos desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.