Lunes 22 de Julio de 2013, 22:53

El Papa Francisco comenzó su primera visita al continente

| El Papa está en Brasil. En su primer discurso dijo que llegó en nombre de Jesús "para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón".


El avión A330 de Alitalia en el que viajaba el Papa Francisco aterrizó a las 15.45 horas en el aeropuerto internacional "Galeao/Antonio Carlos Jobim" de Río de Janeiro (Brasil) tras 12 horas y 15 minutos de vuelo y 9.201 kilómetros recorridos. Al bajar ha saludado a Dilma Rousseff y no ha besado el suelo, como sus antecesores. Se trata del primer viaje internacional del Pontífice y durante su visita rezará en el Santuario de Aparecida, recorrió, en un vehículo con las ventanillas abiertas recibiendo el afecto de la gente. Asistió a una ceremonia de bienvenida, donde pronunció su primer discurso del viaje tras los saludos de la Presidente de la República, Dilma Rousseff, -con la que está prevista una reunión privada- al Gobernador del Estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral y al alcalde de la ciudad, Eduardo Paes. Francisco dijo que no trae "ni oro ni plata, sino lo más valioso, Jesucristo", a la vez que afirmó que la juventud es "el ventanal por donde entra el futuro en el mundo". El Pontífice dijo que llegó en nombre de Jesús "para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo. La paz de Cristo esté con vosotros". "He aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón, permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta", disparó Francisco y pidió "permiso para entrar y pasar esta semana". La máxima autoridad de la Iglesia Católica agregó en la ceremonia de bienvenida que su visita a Brasil va más allá de las fronteras, ya que se debe a la celebración de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud y a su deseo de encontrarse con los jóvenes de todo el mundo. Esos jóvenes "hablan idiomas diferentes, pertenecen a culturas diferentes y sin embargo encuentran en Cristo las respuestas a sus más altas y comunes aspiraciones y pueden saciar el hambre de una verdad clara y de un genuino amor que los une por encima de cualquier diferencia". "Cristo les ofrece espacio, sabiendo que no puede haber energía más poderosa que la que brota del corazón de los jóvenes cuando son seducidos por la experiencia de la amistad con Él". Y siguió: "Los jóvenes tienen confianza en Cristo, no tienen miedo a arriesgar con Él la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados". "Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio, tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo", subrayó el Papa. Es necesario "darle una base sólida sobre la que puede construir su vida, garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser", reclamó. Tras referirse a la necesidad del joven de que se le transmitan "valores verdaderos por los que valga la pena vivir", exhortó a dejarle "una herencia que corresponda a la medida de la vida humana". "Hay que despertarle en él las mejores potencialidades para que sea protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos", sostuvo. "En Cristo pueden saciar el hambre de una verdad clara y de un genuino amor que los una por encima de cualquier diferencia", concluyó en medio de aplausos. Tras la recepción, el Pontífice se trasladó hasta la residencia de Sumaré, donde se alojará durante su estancia en Brasil. Se trata del mismo alojamiento en el que se hospedó Juan Pablo II durante sus dos visitas a Brasil, en 1980 y en 1997. La residencia también recibirá a toda la comitiva papal.