Viernes 9 de Marzo de 2007, 10:20

George W. Bush arribó a San Pablo

| El estadounidense buscará explorar con Lula el mercado del etanol. Pero encontrará reclamos y algo de frialdad del gobierno brasileño. Un alto responsable del oficialista PT lo calificó de " delincuente".


El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, arribó ayer a San Pablo para cumplir una visita de menos de 24 horas a Brasil, la primera etapa de su gira latinoamericana, en medio de protestas callejeras que dejaron por lo menos ocho heridos. Rodeado por un gigantesco esquema de seguridad, el mandatario norteamericano fue recibido al pie de la escalera del Air Force One por un representante de la Cancillería brasileña, Ruy Casaes. Una comitiva de más de 60 vehículos con agentes de seguridad protegió a Bush en el trayecto entre el aeropuerto y el hotel donde permanecerá hospedado y en donde se reunirá hoy con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva. La negociación de un acuerdo de asociación para producir y comercializar en terceros países el etanol es el tema principal de la visita de Bush. Estados Unidos y Brasil son responsables hoy de más del 70 por ciento de la producción mundial del etanol, y desean promover su producción y su uso en otros países de Latinoamérica y Africa. "Reducir la dependencia del petróleo aumentará la seguridad económica de la región", afirmó Bush, en una entrevista concedida en Washington antes de embarcar hacia su gira latinoamericana, que lo llevará además a Uruguay, Colombia, Guatemala y México Los dos mandatarios también aprovecharán el encuentro de este viernes para debatir el estado de las negociacde la Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), estancadas a raíz de la resistencia de los países desarrollados en aceptar la eliminación de los subsidios agrícolas demandada por el Grupo de los 20 (G-20), del cual Brasil es uno de los líderes. Ayer, tras reunirse en Brasilia con el presidente de Alemania, Horst Köhler, Lula sostuvo que los subsidios agrícolas concedidos por el gobierno de Estados Unidos son "nefastos para el libre comercio". Para recibir al presidente estadounidense, Brasil armó el más grande esquema de seguridad utilizado hasta hoy para resguardar a un gobernante extranjero: casi 4.000 efectivos de la policía y de las Fuerzas Armadas actuarán conjuntamente con unos 250 agentes del servicio secreto de Estados Unidos para proteger a Bush. La llegada de Bush a Brasil estuvo antecedida de protestas callejeras en varias partes del país, donde manifestantes quemaron la bandera estadounidense y muñecos que representaban al presidente norteamericano, calificado de "asesino" y "terrorista". El acto principal se realizó en San Pablo, donde casi 10.000 manifestantes -entre ellos dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT)- recorrieron el centro financiero de la ciudad portando pancartas con consignas como "­Fuera, BUSH!" y "­No a la guerra!". La marcha fue comandada por militantes de grupos feministas, que combinaron la protesta con un acto con ocasión del Día Internacional de la Mujer: "El mundo en el que Bush promueve la guerra es el mismo mundo en que viven las mujeres. Ellas sufren las consecuencias de la guerra, de la política imperialista", afirmó la militante Sonia Coelho. Los participantes en la marcha repartieron panfletos con una foto que combinaba el rostro de BUSH con el cuerpo del dictador nazi Adolf Hitler y apuntaban al presidente norteamericano como "el enemigo número uno de la humanidad". "­Esto está lindo!", manifestó el secretario de Relaciones Internacionales del PT de Lula, Valter Pomar, quien calificó de " delincuente" a Bush. Otro integrante del partido oficialista, el ex presidente de la Central énica de Trabajadores (CUT), Joao Felicio, participó en la manifestación con una camiseta que reproducía una foto del estadounidense adornada con un bigote similar al de Hitler: "George W. Bush es quizás el más nefasto presidente de la historia de Estados Unidos". Al final de la marcha, estalló un violento enfrentamiento entre policías y manifestantes que intentaron cerrar el tráfico de la avenida Paulista, una de las más importantes de la ciudad. La tropa de choque de la policía militarizada intentó liberar la avenida lanzando bombas de gas lacrimógeno y balas de caucho contra los manifestantes, que reaccionaron atacando a los agentes con piedras y trozos de madera. Ocho personas sufrieron heridas leves. Las más de 30 entidades que organizan las protestas antiBush prometen intensificar las manifestaciones hoy, cuando el presidente estadounidense cumplirá su programa oficial de su visita a Brasil, que se iniciará con una visita a la terminal de Transpetro, una planta del ente petrolero Petrobras donde se realiza la mezcla de etanol a la gasolina. Luego, volverá a su hotel en Sao Paulo para reunirse con Lula, tras lo cual el mandatario brasileño ofrecerá un almuerzo en honor al gobernante estadounidense. La visita de BUSH a Brasil terminará en horas de la tarde de hoy, cuando el presidente norteamericano embarcará rumbo a Uruguay, la segunda escala de su gira latinoamericana que, según los analistas, está destinada a buscar un reacercamiento con la región y reducir la influencia política en Sudamérica del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, un enemigo declarado de Washington. Fuente: DPA.