Miércoles 23 de Marzo de 2005, 10:27

CASO GARELLI: HABRIA MUERTO TRAS BRUTAL GOLPIZA

| Finaliza la autopsia psicológica. La investigación judicial descartaría un accidente y sospechan del encubrimiento de médicos.

A casi cinco meses de la extraña muerte de Lucas Garelli de 8 años en Estación Herrera, localidad del Departamento Uruguay, la Justicia descartó el accidente y la hipótesis más firme es que la muerte sobrevino a raíz de una brutal golpiza a la que fue sometido el niño. También se sospecha que existirían encubridores del hecho y se investiga la participación de algún profesional de la Medicina. De este modo, ya se estaría finalizando con la denominada autopsia psicológica y se esperan las pericias ordenadas por la jueza, cuyos resultados deben ser enviados desde Gendarmería Nacional y la Justicia en Paraná, entre los que estarían estudios de ADN. Así, se cayó la hipótesis del accidente y estaría prácticamente confirmado que el niño fue víctima de una feroz golpiza, lo que le produjo la lesión en la base del cráneo por el denominado “efecto látigo”. Si bien todavía se intentaba esclarecer ciertos movimientos posteriores al hecho, se supo que la jueza ordenó investigar a todos los centros de asistencia de Colón, Villa Elisa y San José intentando determinar si el menor fue llevado a alguna de esas localidades luego de sufrir los golpes encontrados en su cuerpo, ya que existen firmes versiones de que Lucas fue trasladado para una posible asistencia por alguien cercano en una camioneta, hecho que implicaría que podrían existir encubridores. Indudablemente las sospechas son gravísimas y demandan una exhaustiva investigación, que hoy es la prioridad de la magistrada interviniente y que de confirmarse podría derivar en más de una detención. El lamentable hecho tuvo lugar a fines de octubre de 2004, cuando se tuvo conocimiento sobre la presunta desaparición de un niño, trascendiendo posteriormente que se trataba de Lucas Garelli. El hecho movilizó a toda la Policía y se temió en un primer momento que hubiera sido un secuestro. El mal tiempo reinante en esos días dificultó las tareas de rastrillaje, pero al mejorar las condiciones atmosféricas el cuerpo del menor fue encontrado en una zona descampada a uno 200 metros de la casa, extrañando que nadie lo había visto anteriormente, pese a que el lugar había sido recorrido por numerosos colaboradores. En principio se manejó la posibilidad de una violación, ya que la primera autopsia así lo determinaba, al igual que supuestos golpes y lesiones por el arrastre de un caballo, por lo que quedaron detenidos tres peones, dos oriundos de Basavilbaso (Izaguirre y Rodríguez) y el restante de Herrea (Barbosa), quienes estuvieron a disposición de la jueza hasta que la segunda necropsia determinó que el niño no había sido violado. Con el correr de los días se secuestraron una camioneta Ford de un contratista y el vehículo de la madre del menor fallecido para ser sometidos a pericias, sospechándose que podrían haberlo embestido por detrás, lo que habría provocado la fractura de la nuca, algo no descubierto en la primera autopsia. Las idas y vueltas del “complicado caso” -así lo definió la doctora Estela Natal de Rebossio- generaron la reacción de los familiares del niño, sobre todo del padre, que al parecer no compartían el modo de investigación y sostenían insistentemente que el chico había caído de un caballo, algo en que -según indicaron fuentes tribunalicias- se habrían contradicho en las distintas declaraciones. A todas las sospechas que se mantenían en torno del caso, sobrevino la extraña muerte del tíoabuelo de pequeño, quien fue hallado ahorcado en un galpón luego de haber escrito con sus dedos el nombre del niño sobre la tierra que tenía la caja de carga de una pick up. La magistrada se vio sorprendida por los inconvenientes o demoras que la propia familia intentaba para el esclarecimiento del caso, pero siempre sostuvo que llegaría hasta las últimas consecuencias. Fuente: Pablo Bianchi.