Domingo 18 de Febrero de 2007, 11:49

Crece la preocupación por fumigaciones

| Luego del preocupante caso Portillo un rosario de situaciones, denuncias y voces se levantaron para señalar el uso de agroquímicos en las fumigaciones de sembradíos como uno de los posibles factores desencadenantes de los lamentables hechos acaecidos, que dejaron como saldo muerte, enfermedad y por otro lado indiferencia de los responsables de tamaña irresponsabilidad.

Hoy, a Walter Portillo, el padre del pequeño Cristian, de 8 años, de Costa Las Masitas -fallecido el 17 de enero pasado por efecto de una desconocida bacteria llamada violaceum, que según los médicos hizo estragos en un organismo desnutrido como el de ese niño-, le están practicando estudios porque presenta una extraña sintomatología que podría atribuirse a una degeneración congénita, o al temido efecto de los agroquímicos de las fumigaciones. Walter Portillo se quejó de padecer últimamente erupciones en su piel. La doctora Marta Charadía, en diálogo con los colegas del diario El Día informó que los estudios a Portillo comenzaron a practicársele hace 10 días en el hospital de Urdinarrain. De allí fue derivado para otros exámenes de alta complejidad al Hospital Centenario de Gualeguaychú. “Portillo presentaba un cuadro de características dimorfas”, comenzó explicando la doctora Charadía. “No tenía erupción en la piel, sino que lo único que pudimos detectar fue una pequeña ampolla en su hombro izquierdo. Lo que hemos podido conversar inclusive con una doctora del Malbram, es para intentar buscar relación con alguna enfermedad que pueda ser congénita, porque como los chicos, incluso como Rocío, que murió de una neumonía, puede estar relacionada con alguna enfermedad de origen hereditario congénita. Pero esto lo tenemos que probar”, aseguró. Inmediatamente, Charadía adelantó que se está avanzando con los estudios de las muestras que se tomaron en el Arroyo las Masitas y en el agua del pozo que utilizaban los Portillo, quienes hace dos semanas fueron retirados de su casa y trasladados a una vivienda dentro de la localidad de Gilbert, porque como informamos en otra edición anterior, el examen bacteriológico indicó que el agua del pozo de los Portillo estaba altamente contaminado con escherichia coli, por su cercanía con el pozo negro de la vivienda. La de Medio Ambiente sería la otra vía de investigación para determinar si hay factores ambientales que también puedan influir sobre esta familia y sobre tantas otras familias. “Ésta es la punta del iceberg”, anunció la médica. Pero, ¿por qué llama la atención el caso de Walter Portillo?, preguntamos. “Porque él presenta algunas características clínicas, o en sus estudios complementarios -ya sea en el diagnóstico por imágenes- que hacen pensar que pueda tener algún tipo de enfermedad o alguna manifestación de enfermedades que tienen que ver con alteraciones en los cromosomas”, respondió. Los Portillo hoy sufren el desarraigo. Vivieron toda una vida en Costa Las Masitas, rodeados del verde del campo en todas sus variedades, no del verde soja; a 100 metros de un arroyo de aguas cristalinas que se escurren por entre las piedras, a la sombra de espinillos y sauces, en un escenario bucólico envidiable, que hoy se volvió temible. Hoy, instalados a fuerza de sus penurias en Gilbert, huyendo de las contaminaciones del pozo y de las fumigaciones de los campos vecinos, los Portillo fueron acomodados en una casa con patio de campo abierto -para que no extrañen el horizonte-, sobre calle de ripio, y cuentan con agua corriente y luz, es decir, con todos los servicios que no tenían, tan necesarios sobre todo cuando hay chicos. Hoy, los hermanitos de Cristian están siendo examinados porque presentan signos que llaman la atención, según confió la doctora Charadía. “Se pidió radiografía de tórax, rutina de laboratorios, observarlos, pesarlos, medirlos, peso y talla de acuerdo a la edad”, enunció y explicó que la razón es que si bien no se trata de una cuestión alarmante “hay algunos signos oculares que pueden ser característicos a veces en ciertas razas o en ciertas comunidades…puede que sea una característica propia de la familia. Pero yo quiero saber a ciencia cierta de qué se trata, si realmente hay un problema o no”, explicó. Fuente: Estela Gigena de la redacción del diario El Día.