Jueves 6 de Julio de 2006, 01:12

Economía con luces y sombras

| En Entre Ríos, la presencia del agro es preponderante en el concierto de las actividades económicas; algo que preocupa a los expertos por la riesgosa tendencia a la uniformidad productiva y la expulsión de los chacareros.

El marcado predominio de la soja sobre el resto de los rubros de la economía se volvió a imponer este año. El área que ocupó la oleaginosa se incrementó en un 6,8 % respecto del ciclo anterior en esta provincia, aunque en el total de los cultivos el espacio sembrado disminuyó. El avance constante de la oleaginosa batió nuevos récords en superficie, aunque no en volumen cosechado esta vez, en virtud de una prolongada sequía que motivó una reciente declaración de emergencia agropecuaria. Pero la soja sigue escamoteando campos a la ganadería, el trigo, el maíz, el sorgo y el monte nativo, y a su vez, la oleaginosa se muestra mezquina en la generación de nuevas fuentes de trabajo. Roberto Schunk (profesor de economía de las universidades nacionales de Entre Ríos y del Litoral), y Gualberto Ocampo (catedrático de la Universidad Adventista del Plata) realizaron un trabajo de investigación y recopilación de información básica, que dejó al descubierto la fuerte tendencia a la concentración económica en el campo, la uniformidad en la producción con escaso personal y la presencia disminuida del sector manufacturero en el PBG que podría generar empleo. Además, apuntaron paradojas, como el aumento de la proporción de impuestos provinciales indirectos, que no consideran la capacidad de pago de los contribuyentes (como Ingresos Brutos), y que no se aplican justo en actividades rentables como la soja. Hechos como el uso de minerales nutrientes del suelo sin que, en contrapartida, vuelvan regalías agrarias; la captura intensiva de sábalos del río y la tala rasa del monte nativo muestran, según los expertos, una continuidad de políticas de economías extractiva con escaso valor agregado. En la campaña 2001/02 se sembraron 810.800 ha de soja, y este cultivo creció en superficie en todos los años posteriores hasta la presente campaña con 1.282.000 hectáreas, sobre 1.200.000 de la cosecha anterior. Ese aumento en casi 82.000 ha contrasta con la disminución en 11.800 ha en el conjunto de la agricultura, según datos proporcionados a LA NACION por la Bolsa de Cereales de Entre Ríos. Y es que sólo en trigo, los productores bajaron en un año de 286.000 a 209.000 hectáreas, en maíz de 224 mil a 180 mil ha, y en sorgo de 77 mil a 56 mil, por mencionar los que más cayeron. La superficie de este año para trigo y maíz no alcanzó a la mitad de la que se destinaba a esos granos en 1929 y 1952, respectivamente, y el lino es un capítulo aparte, porque esta provincia llegó a sembrar 830 mil ha en 1931/32 y hoy no llega al 5 % de esa área. Los aumentos registrados en otros granos en la última cosecha (lino, de 27 a 36 mil ha; girasol, de 30 a 61 mil; arroz, de 60 a 67 mil ha), alcanzaron escasa incidencia sobre el total, pero sí influyó la producción sojera que ya ocupa el 67,68 % del total de la superficie sembrada, y más aún si se considera que gran parte del suelo destinado al trigo es el mismo que luego recibe soja. Los economistas entrerrianos apuntaron por ejemplo que en la campaña 1995/96 los cultivos se repartían en forma equilibrada: 15,5% trigo, 19% lino, 7% sorgo, 18,7% maíz, 17% soja, 10,4% girasol y 12,6% arroz, mientras que una década después la soja sola ya supera los dos tercios de la superficie total. Con la ventaja de la menor erosión, la generalizada siembra directa se complica por la dependencia en materia genética y por el uso intensivo de agroquímicos, sin estudios previos de impacto acumulativo sobre el medio. Desde el punto de vista del volumen cosechado, fue sensible la disminución esta vez, y los especialistas de la Bolsa de Cereales la atribuyeron a la sequía. Así, en esta temporada se cultivaron 11.000 hectáreas menos sumando todos los cultivos (una baja del 0,62%), pero la merma superó el millón de toneladas (4,7 millones de tn sobre 5,8 millones del año pasado), es decir: en volumen se bajó un 18,5% en el conjunto de los granos. [b]Emergencia por sequía [/b] El rendimiento de la soja cayó este año también al menor promedio del quinquenio, con sólo 1933 kg/ha sobre 2376 kg/ha cosechados el año pasado (443 kg menos por ha). En el extremo, en algunos departamentos como San Salvador apenas se levantaron 900 kg/ha. Los expertos de la Bolsa de Cereales recordaron el déficit hídrico que sufrió gran parte del territorio durante la floración y el llenado de los granos. Por eso, con un 6,8 % más de superficie que el año pasado para soja, se cosechó un 13% menos. El gobierno provincial decretó la emergencia agropecuaria para departamentos del centro y el Nordeste, con lo cual los productores que demuestren daños por sequía podrán demorar el pago del impuesto inmobiliario hasta junio de 2007 (los beneficios de la "emergencia" son considerados insignificantes, porque al año siguiente deben enfrentarse los impuestos acumulados). En el negocio de los vacunos, los especialistas destacaron el crecimiento del stock en los últimos años hasta superar los 4,8 millones de cabezas, pero recordaron que ya en la década de 1980 había más de 5 millones y advirtieron cierta "tendencia a la faena de vientres". También apuntaron que la ganadería perdió en los últimos tres años su predominio clásico en agregado de valor, y todo por la soja "que toma más nutrientes y no los devuelve". El sector se complicó en 2006 por la prohibición de exportaciones que provocó caídas en la producción de los frigoríficos exportadores Swift y Alberdi, con efectos negativos sobre el personal, al punto de que algunos empleados (de actividades tercerizadas) debieron acudir a la Justicia para cobrar sus sueldos en la planta de Swift en San José. "Cada vez hay menos empresas agropecuarias, en 1974 había 35.000, en 1988 bajamos a 27.132 y en 2002 llegamos a 21.577; entre los dos últimos censos desaparecieron 5555 empresa", recordó Schunk. "¿Cuáles desaparecieron? El 94 % son campitos de hasta 200 hectáreas: cayó el chacarero. En el 74 las explotaciones de hasta 100 ha representaban el 71 % en empresas y tenían el 12 % de la superficie; en 2002 esos productores de hasta 100 ha no eran el 71 % sino que bajaron al 58,3 % de las empresas, y con el 8,3 % de la superficie. En el otro extremo, las estancias de más de 1000 ha en el 74 tenían el 49 % de la superficie y en 2002 el 55 %", señaló el economista. "Se nota hasta en el tipo jurídico porque cayeron más las cooperativas y las personas físicas, y menos las sociedades anónimas, a la vez que aumentaron los contratos accidentales, como consecuencia del boom de la soja", indicó. Para Schunk esto debe relacionarse necesariamente con la escasa generación de empleo en el agro y con los altos índices de pobreza e indigencia en las ciudades, más allá de la notable disminución del desempleo desde la devaluación. El profesional recordó que más de la mitad de los niños de Paraná y de Concordia, las dos ciudades mayores de la provincia, viven en la actualidad bajo la línea de pobreza. "Sólo en esta capital tenemos 15.000 chicos indigentes; y en cuanto a la brecha de ingresos entre el 20 % que más gana y el 20 % que menos gana, si analizamos de 1995 al segundo semestre de 2005, no hubo modificación prácticamente en Paraná y en Concordia empeoró del 8,9 al 16,2,", sentenció. Según los economistas panzaverdes, tanto los vaivenes en las exportaciones como la política impositiva de la provincia muestran la ausencia de proyecto político. "En 2005 Ingresos Brutos representó el 50,23 % de la recaudación provincial, cuando en promedio, de 1997 a 2005 era el 48,40. Significa que empeoramos el panorama de la estructura tributaria, porque se sostiene más sobre impuestos indirectos que sobre impuestos directos como serían los impuestos Inmobiliario o Automotor; y no se cobra Ingresos Brutos a la soja. Claro que con las retenciones nacionales del 23,5 % es difícil, pero esa recaudación no vuelve a la provincia", opinó Schunk, [b]Poca manufactura [/b] La avicultura constituye la vedette agroindustrial del momento. "En la agroindustria y la avicultura tenemos 30.000 empleos; la importancia del encadenamiento avícola para nosotros es fundamental, estamos exportando hasta el último eslabón que es la carne cocida; es el modelo que tenemos que replicar", dijo el subsecretario de Industria y Comercio de la provincia, José Gómez. Las aves, la mayor producción láctea (aunque con una merma en el número de tamberos), y otros rubros como la citricultura no alcanzan a torcer el predominio sojero porque se da en una provincia con escasa infraestructura para agregar valor a los granos, según los expertos. En Entre Ríos, la soja a granel opaca a la industria. "En la década del 70 el sector manufacturero representaba el 13,63 % en el Producto Bruto Geográfico corriente, en la década del 80 llegamos al 14,53 %, un poquito más; pero en la década del 90 bajamos al 12,98 y en lo que va desde el año 2000 bajamos al 10,78", dijo Schunk. El secretario de la Producción de Entre Ríos, Daniel Welschen, había aclarado antes que en las exportaciones se ve otra cosa, a partir de la devaluación. Sólo de 2002 a 2003 se pasó de 336 a 532 millones de dólares ex exportaciones, pero ya en 2005 las exportaciones entrerrianas alcanzaron un récord de 844 millones de dólares y los rubros que explican este crecimiento son los que contienen mayor valor agregado, es decir, los productos industriales y agroindustriales que crecieron en conjunto un 104% (en ventas al exterior), mientras que los productos primarios -principalmente cereales y oleaginosas- crecieron un 34,5%". Para Schunk, los números de las exportaciones no cambian el panorama general, en que predomina la "economía extractiva". [b]Que vuelva el tren [/b] La ausencia de soluciones estructurales en aspectos primarios de la economía local se reflejan bien en el estado deplorable del servicio ferroviario. Hace sólo 15 años la empresa de trenes tenía entre 5000 y 7000 empleadosy hoy suman 220. Además, sus cargas son mínimas dentro del territorio provincial, con casi nulos servicios para productores y la mayoría de los ramales están colapsados. El secretario general de la Unión Ferroviaria, Roque Chávez, consideró que la situación del ferrocarril en Entre Ríos es "un desastre"; el diputado provincial Osvaldo Fernández pidió que la provincia atiendiera propuestas privadas de reactivación, el diputado provincial Julio César Aldaz dijo que la gestión del grupo brasileño América Latina Logística es "nefasta" y para el diputado nacional José Laurito, ex intendente de Concepción del Uruguay y ex juez federal, la concesiones ferroviarias son "un acto fallido". Con esta visión, algunos dirigentes visitaron al gobernador Jorge Busti (en gestiones anteriores había apoyado las concesiones) y le pidieron que se pusiera al frente de las gestiones para reactivar el tren."El ferrocarril es un desastre: caída de máquinas, de motores, de vías... Recorremos mil metros y encontramos cien durmientes podridos, éste es el peor ferrocarril del país", aseguró Chávez y pidió inversiones del Estado. Fuente: Daniel Tirso Fiorotto, diario La Nación.