Martes 19 de Junio de 2007, 15:17

El Estado ausente y el sueño del aula propia

| La Escuela 183 de Concepción del Uruguay, en pocos años de actividades, tiene una notable colección de premios y reconocimientos por la labor de sus alumnos. Sin embargo, en el edificio donde funciona (tanto la EPNM como la Escuela 92 Tucumán) los chicos deben dar clases en aulas sin terminar, gélidas en invierno e infernales en las estaciones cálidas. Aguardan desde hace años, sin respuestas, soluciones a sus problemas edilicios y presupuestarios.


Es una historia más del Estado ausente, distraído o improvisado. En octubre de 1998 Jorge Busti, por entonces en su segunda gobernación, inauguró la extensión del gasoducto entrerriano en la Escuela 92 Tucumán, de Concepción del Uruguay. En esa oportunidad el establecimiento recibió de la provincia una cocina y un horno. Sin embargo, en la actualidad la cooperadora de la escuela debe pagar todos los meses el servicio de gas natural que se utiliza para cocinar en el comedor. Son 41,08 pesos que se cubren con los fondos que genera el kiosco que funciona dentro del establecimiento. Si bien la escuela cuenta con el servicio de la red de gas, no posee calefacción y tiene el termotanque roto, por lo que no puede utilizarlo para la limpieza de platos y cubiertos. Pero no es el único servicio que debe afrontar la cooperadora, ya que también debe pagar las facturas del teléfono de la institución. Marta Bourband de Ardaiz, tesorera de la cooperadora, en dialogo con Análisis, explicó que envían las facturas a la Departamental de Escuelas “y nos dicen que cuando vengan partidas nos van a reintegrar algo, no la factura completa. Pero seguimos pagando nosotros”. El presidente de la cooperadora, Aldo Torrilla, afirmó que prácticamente todos los días tiene que estar la cooperadora. “El 90 por ciento de los gastos que genera el establecimiento los tiene que solucionar la cooperadora. Haciendo rifas, buseca, tratando de conseguir dinero para mantener la escuela. En estos momentos necesitamos el recambio de la instalación eléctrica porque ya está caduca. Tiene más de 60 años esto. Hace poco nos salto el fusible, nos saltó el tablero eléctrico que estuvo apunto de prenderse fuego. Todos esos gastos tenemos que pagarlos con fondos de la cooperadora. En estos momentos ya no sabemos que hacer, porque sinceramente a los padres de los chicos y la gente del barrio ya los tenemos acosados con rifas, con montón de cosas que prácticamente ya no nos prestan el apoyo que nos prestaban antes”. Por su parte, Marta agregó un punto que la tiene muy preocupada: “Andan ratas en el entrepiso que pueden comer los cables. No tenemos ni un extinguidor en la escuela. No hay matafuegos, si se nos prende fuego la escuela tenemos que salir a la calle y ver cómo se quema todo. Vamos a tener que traer un balde con arena, porque no tenemos nada contra incendios”. [b]Falta espacio[/b] Una de las leyes de la física afirma que dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio al mismo tiempo. Sin embargo la realidad de la Escuela 92 y la EPNM 183 parece que pronto puede cambiar hasta las leyes de la física. El profesor Román Ríos, quien dicta clases de Tecnología en el EGB3 y de Matemáticas en el polimodal de la 183 expresó: “Las aulas están saturadas. No deberíamos llegar a tener grupos tan numerosos de 35 chicos en un aula. Los chicos entran apilados. El año pasado en primer año del polimodal teníamos 46 alumnos. Era imposible pasar entre los bancos una vez que se sentaban. Para que un chico saliera al baño era una movilización total…”. Este cronista tuvo la oportunidad de recorrer el establecimiento. En el mismo no se dan clases desde hace cinco años en la sala de música debido a que se utiliza para la dirección de EB3 y Polimodal, por tal motivo dichas clases se dan en el aula común sin poder utilizar el piano y otros elementos necesarios. La escuela debió sacrificar el salón de actos, que debió ser reconvertido. Por un lado el escenario fue desmantelado y sobre el mismo espacio funciona un aula que fue dividida con un panel de conglomerado. A esa aula ya la denominan “el aula de cartón”. Mientras que la galería donde se solía ubicar el público durante los actos, está ocupada por el comedor que da de comer a 120 gurises. Es decir el comedor, está junto a dos de las aulas, sin ninguna división. Los artículos de limpieza y mantenimiento, entre ellos una carretilla se guardan en el baño de mujeres. En la dirección de EGB1 y EGB2 se llueve el techo y en el mismo lugar por falta de espacio se deben guardar la yerba, el azúcar y otros elementos del comedor. Los elementos de electricidad de la cooperadora se guardan en el mismo armario que los flanes que comen los gurises en el comedor. La tesorera de la cooperadora resume: “El problema más grande de la escuela es el espacio físico para la cantidad de chicos que hay. Las aulas no son suficientes”. Estudiando la globalización en aulas del siglo 19 La situación de la escuela en cuestión no es única, por supuesto. Pero es una muestra de la improvisación y la falta de planes en la educación pública. En ella, sin la infraestructura necesaria, funciona un Polimodal orientado en Arte, Comunicación y Diseño, con equipos de computación recibidos a comienzos de 2005, de última generación. Esa tecnología de punta convive con una situación edilicia poco menos que deplorable. En un archivo tipo Power Point enviado en el año 2006 por las propias autoridades de la escuela a funcionarios provinciales, en reclamo por la situación, realizaron una pequeña reseña “de la construcción de las dos aulas precarias que utilizan en la actualidad nuestros alumnos y docentes”. Algunas de las fotografías que acompañan esta nota formaban parte de ese informe. Las aulas provisorias “se construyeron hace más de dos años y en las fotos se demuestra que en muy precarias condiciones trabajan en ella los alumnos de 1ro y 3do Polimodal en el turno de la tarde y a la mañana los dos cursos de 7mo grado”. Luego detallan que se construyeron en parte con 2.500 pesos entregados por la Unidad Ejecutora Provincial, “lo que permitió ampliar la casa del portero para transformarla en aula y construir dos aulas de material que se terminaron (con pisos de losetas de patio, sin revoques interiores ni exteriores, cielorraso de chapadur y chapas de 2da clavadura)”, reseñan. Ante un Estado ausente e improvisado, todo esto pudo hacerse “con trabajo de la Cooperadora, de los alumnos (pasteles y rifas) y la colaboración de padres y personas que donaron materiales, rebajaron precios o esperaron más de un año para cobrar”. Los docentes del establecimiento cuentan que en verano se trabaja con calor sofocante, por la mala ventilación, ya que hacia la calle cuentan sólo con un ventiluz superior y una ventana hacia el pasillo interior. Pero en invierno la cosa empeora: el frío es insoportable pues al no tener revoques exteriores ni interiores por las hendijas de los ladrillos huecos se cuela el viento, por lo que los alumnos rellenan esos lugares con papeles, tal como se ve en los detalles de las paredes en las fotos. Por esa razón, tanto en verano como en las tardes invernales, no es extraño ver a los cursos disputándose la sombra de algún árbol en el patio, en la estación cálida, o por el contrario, el calor del sol en el invierno. Las aulas se encuentran al fondo de la escuela y en los días de lluvia los alumnos no pueden salir porque no tienen galería. El exterior es de piso de tierra, por lo tanto se trasforma en barro y por ser el piso interior de losetas de patio es muy difícil de limpiar, y hay que decir además que la EPNM 183 no cuenta con porteros. “Estas situaciones han llevado a varios alumnos y docente, que padecen de alergias al frío y al polvo, a trabajar con dificultades y a veces han sufrido enfermedades. Como si esto fuera poco los techos de las aulas suelen desprenderse cayendo de ellos el aserrín del cielorraso y en los últimos días algunos roedores aparecen a diferentes horas por los huecos de los ladrillos”, explica el informe. Por si todo esto fuera poco, la iluminación es inadecuada y la luz que refleja en los pizarrones no permite que se pueda leer adecuadamente en ellos. El mobiliario es antiguo, deteriorado y en algunos casos prestado por otro establecimiento. En los últimos días, empero, se recibieron mesas, escritorios y sillas nuevos. [b]Una luz de esperanza[/b] El año anterior una luz de esperanza iluminó a los directivos de la institución y a la comunidad educativa, cuando se enteraron de que la construcción de la escuela se estaría contemplada en el presupuesto 2007, tras cuatro años de espera (el trámite de número 405.797, y expediente54883 tiene fecha de iniciado el 6 de enero de 2003). Esa expectativa de que la anhelada obra se concrete lo antes posible “ya que se necesita imperiosamente contar con infraestructura edilicia que permita un desempeño de tareas sin las dificultades que actualmente se tienen, ya que además de no contar con aulas en condiciones , no hay Dirección de Polimodal, Sala de Profesores, Preceptoría, espacio físico nimobiliario para la biblioteca de los Niveles EGB 3 y Polimodal, que ya cuenta con casi 3.000 libros”. Aunque parezca mentira, todos esos espacios mencionados se aglutinan y conviven como pueden en la sala de Música de EGB 1 y 2. Tampoco hay lugar adecuado para clases de Educación Física (el proyecto contempla un gimnasio cubierto) ni laboratorio. [b]Siete años de vacas flacas[/b] Los problemas de infraestructura tienen tantos años como lleva de actividad en el nivel medio la escuela en cuestión. Con el nombre de “Escuela Intermedia N º 92”, la institución comenzó a funcionar en secundaria en el año 2000, y en el 2002 se implementó el Polimodal. A partir del ciclo lectivo 2005 se denomina EPNM 183 y comparte el edificio con la Escuela 92 Tucumán, una tradicional entidad escolar de un barrio numeroso ubicado en cercanía de la Estación de Ferrocarril. Entre ambas instituciones suman casi 900 alumnos, y desde la creación del Polimodal la matrícula de este nivel y de EGB 3, casi 300 alumnos, año tras año en crecimiento notorio, que no logra albergar a todos los que desean ingresar, por lo que existen interminables listas de espera de jóvenes que provienen de las Escuelas de EGB 3 cercanas pero también de establecimientos privados y públicos de la ciudad. Las autoridades de las escuelas son Roberto Hochnadel, director de la Escuela N º 92 Tucumán y Beatriz Elena Fagiano, directora de la EPNM 183. [b]LOGROS Y MÉRITOS[/b] En 2004, los alumnos de la ex Escuela 92 ganaron el primer premio en el concurso "Periodistas por un día". El certamen es impulsado por el Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación, y por los diarios de todo el país. El canal TN y la empresa de cine Film Suez seleccionaron dos investigaciones de escuelas secundarias de todo el país, y una de ellas fue “la historia de la Escuela 92 de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, fue producida por TN y se exhibe desde ayer a la noche en ese canal”. Los chicos fueron entrevistados por Nelson Castro y su trabajo, destacado por el Ministerio de Educación y por el Consejo General de Educación de Entre Ríos. También fue declarado de interés educativo por el Senado nacional. Ese mismo año, sus alumnos de 2do ganaron un concurso de diseño de logotipo a nivel municipal, para el programa de “Gestión integral de residuos sólidos urbanos". En 2005, los alumnos de 2do grabaron una nueva versión de la Marcha a Entre Ríos, que entregaron formalmente al CGE y ahora tiene el visto bueno para ser grabada y distribuida a todas las escuelas de la provincia. En 2006, sus boletines “Al frente” -que ya llevan 14 números- fueron seleccionados en el Primer Certamen de Producciones Estudiantiles. Diarios nacionales lo reflejaron en sus ediciones del pasado 22 de mayo, ya que este año los trabajos seleccionados se incorporaron a la Biblioteca Nacional del Maestro: «A Micaela Sanabria, de 18 años, la preocupan los embarazos que se dan cada vez con más frecuencia entre las chicas de su edad en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. "El año pasado, en el colegio hubo siete chicas a las que les pasó", contó. También le interesa lo que pasa en los barrios marginales, como Los Palos, donde "la gente vive sin agua corriente ni servicios". Sobre todo eso escribió en la revista que tienen los estudiantes del último año de la Escuela Provincial de Nivel Medio N° 183, que se llama 183 al Frente. Haber participado en un medio definió su vocación. Quería estudiar odontología, pero finalmente se inclinó por lo editorial. Tiene pensado inscribirse en la facultad para estudiar diseño gráfico», publicó el diario La Nación el pasado 22 de mayo de 2007. Coordinados por sus docentes, los chicos mantienen un blog (epnm183.blogspot.com) y se preparan para continuar editando el periódico. Fuente: Valentín Bisogni.