Jueves 15 de Febrero de 2007, 13:58

El presunto homicida del Comisario fue detenido

| El supuesto homicida del subcomisario Ramón Tiguá, Alcides Roberto “Polaco” Crespo, fue detenido anoche, minutos antes de las 23 hs. El abogado Martín Jáuregui asumió por breves horas la defensa de Crespo, y sostuvo esta mañana que solicitó que el detenido fuese confinado en la Unidad Penal Nº 3 debido al temor de su familia por su integridad física. También aseguró que Crespo fue “lesionado” en dependencias policiales aunque, en líneas generales, se encuentra bien de salud.

El letrado aseguró que el detenido estaba “lesionado” y debía ser trasladado al hospital “Delicia Concepción Masvernat”. Las lesiones aparentemente se las habrían provocado “dentro de dependencias policiales conforme narración de los familiares, por los trascendidos que uno recogió anoche y las crónicas televisivas que dieron cuenta del ingreso en determinadas condiciones”, indicó Jauregui. “Habrá que ver como lo encontramos hoy pero entiendo que en términos generales se encuentra bien”, agregó al programa “Despertá con Nosotros” (FM Activa). Jáuregui afirmó que decidió hacerse cargo debido a un requerimiento de los familiares del aparente matador de Tiguá. “Lo primero que hicimos es tratar de preservar su integridad física habida cuenta de que la familia temía por la misma”, indicó. De inmediato se comunicó al Juzgado de Instrucción a cargo de la causa, cuyo titular es Martín Carbonell, y con la Jefatura Departamental. Pero esta mañana confirmó que dejará el caso, probablemente, en manos del defensor oficial. El subcomisario Tiguá falleció anoche luego de haber sido baleado en el pecho. El arma utilizada fue un arma calibre 22 largo y el hecho se produjo en la casa de familiares de la víctima, ubicada sobre calle La Paz, entre Balcarce y Pirovano. Aparentemente todo se desencadenó luego de una discusión del policía con un vecino, según la versión dada a conocer por la Policía, quien regresó hasta su casa y volvió con el arma utilizada en el hecho. Por temor a posibles represalias, se decidió trasladarlo a la Unidad Penal Nº 3. El defensor le pidió por su integridad física al director de la UP 3, Mario Faure, quien garantizó que “se iba a desarrollar esto desde que ingrese a ese ámbito con la mayor normalidad posible”. Respecto de la identidad de quien apretó el gatillo del rifle que segó la vida del policía, Jáuregui evitó explayarse. “No tengo elementos para emitir una opinión ni conocimiento del hecho. Entiendo que el detenido es sospechoso y goza de una protección constitucional de inocencia”, expresó. Una versión “off the record” apunta a que durante la discusión previa, Tiguá habría golpeado en la cara al detenido. El defensor legal también había asegurado ue para asegurar la “transparencia” de la investigación y como cuestión “lógica” y “elemental”, la instrucción del caso tenía que ser realizada por “personal dependiente de otras instituciones, y no de aquellos que hoy se encuentran afectadas y conmovidas por un hecho de estas características”. Habrá que ver si esta solicitud es sostenida por quien asuma la defensa. “Lamento el hecho, conocía a Tiguá; lamento por la institución y por la sociedad este tipo de situaciones”, finalizó diciendo Jáuregui. El oficial fallecido estuvo a cargo de la Comisaría 4º en julio de 2003. Ese mes, una patrulla compuesta por Miguel Jiménez, Orlando Omar Barrios, José Darío Leiva y Néstor Mario González detuvo a Horacio Rodríguez, Claudio Morales y Víctor Balbuena. Acusados de cometer un robo, fueron trasladados a la comisaría donde fueron golpeados ferozmente y luego terminaron en las gélidas aguas del arroyo Ayuí en horas de la madrugada. El episodio tuvo mucha repercusión porque Balbuena no sobrevivió a la paliza. Los policías fueron condenados por la Sala Penal en 2005, y el responsable de la seccional se desvinculó al asegurar que estuvo el día que sucedieron los hechos hasta las 20:30 hs. en la seccional (los jóvenes ingresaron a las 23 hs.). Sin embargo, en el libro de actas figuraba que se fue cerca de las 3 de la mañana. Tiguá aseguró en el juicio que ese dato era una anomalía. Una fuente judicial recuerda que el fallecido estuvo vinculado, junto con otros policías con quienes formaban una especie de escuadrón “justiciero”, a otros episodios de apremios ilegales (golpes y torturas) a detenidos; en muchos casos no hubo denuncias. Fuente: Diario Junio.