Domingo 4 de Marzo de 2007, 11:59

Ex ferroviarios restauran vagones en Paraná

| Con la reactivación 10 ex trabajadores recuperaron su oficio, que además están legando a jóvenes.


Jubilados ferroviarios trabajan en los talleres del ex ferrocarril acondicionando y recuperando coches Fiat y Materfer para la formación de El Gran Capitán. En febrero partió con destino a Basavilbaso un coche de primera, y en estos momentos están restaurando uno clase turista. Si se remonta la historia a su época de esplendor, es posible advertir el modo en que el ferrocarril generó miles de fuentes de trabajo en distintos puntos del país, pero, ante su decadencia, personas que pasaron gran parte de sus vidas en los talleres, en los vagones o en otros sectores del sistema ferroviario debieron abandonar sus puestos de trabajo. Incluso fue tan fuerte el impacto económico que muchos pueblos, nacidos a la vera del ferrocarril, desaparecieron por carecer de fuentes de economías alternativas. El 31 de diciembre de 1992 se conoció la resolución nacional por la cual dejaba de circular el último tren en la capital entrerriana, y hoy los amantes de los trenes, con un dejo de nostalgia aún recuerdan el servicio en sus épocas de oro hace medio siglo atrás. Con el correr de los años los talleres ubicados sobre calle Pronunciamiento fueron completamente desmantelados. Quienes atraviesan la arteria pueden ver el estado de abandono y los perjuicios a causa de los reiterados robos. [b]Más de un año[/b] Pero desde diciembre de 2005 hubo una pequeña reactivación: una empresa privada solicitó permiso al Organismo Administrador de Bienes del Estado (Onabe) para ocupar uno de los galpones y acondicionar los viejos coches. “La empresa Trenes Especiales Argentinos (TEA) quería recuperar los coches motores Fiat que Ferrocarriles Argentinos dio a la provincia de Corrientes cuando cerró, para que corran con el Gran Capitán”, contó a UNO el encargado del taller, Ricardo Movio. “Se necesitaba para este trabajo encontrar gente que había trabajado en el ferrocarril y específicamente en esos coches, porque ya casi no existe documentación de los mismos”, explicó el entrevistado. Es por eso que durante unos meses se hicieron numerosas tratativas para contactarse con los antiguos trabajadores del rubro. [b]Olor a pintura[/b] Hoy, al llegar al portón de hierro, lindero a la pasarela por donde transita la gente del barrio para llegar al casco céntrico, se escuchan los martillazos y demás sonidos característicos de un taller en pleno trabajo, totalmente ajeno a la inactividad de los últimos años. A pocos metros de la entrada el olor a pintura fresca guía el recorrido que debe hacerse hasta la estructura del coche en reparación. En su interior un grupo de hombres coloca las luces de emergencia y los ventiladores, mientras que otros manipulan cables que luego instalarán debajo del vagón. Por el galpón, esparcidos, están los soportes para portaequipajes, las bases de las butacas, pupitres con los que se maneja el coche motor y, al final, colocados en fila los electro ventiladores que enfrían el agua de los radiadores. El trabajo es impecable, y personas como el ex motorista, Osvaldo Cagnani (ver recuadro), según sus propias palabras, cumplen un sueño: el de reabrir cada día las puertas de aquellos galpones que creían cerrados para siempre, en donde transcurrieron muchos años de su vida, practicando el oficio que aprendieron a la perfección y del cual hoy son maestros para transmitir sus conocimientos al resto del grupo. [b]Una veintena de trabajadores[/b] En la actualidad hay un grupo de 20 paranaenses trabajando en el lugar, entre mecánicos, chapistas, pintores, electricistas y una persona que realiza el relevamiento de las vías. De ese total 10 son ex ferroviarios y el resto son jóvenes que están aprendiendo el oficio. “Cuando comenzamos a reactivarlo nos encontramos con que había que comenzar de cero”, contó Osvaldo Cagnani, quien fue motorista por 40 años y volvió a los talleres contratado por la empresa privada. Luego, y ante la consulta sobre su historia entre las vías del ferrocarril, reflexionó visiblemente emocionado: “Nos criamos acá. De mis 60 años, unos 40 los pasé trabajando en estos galpones. Cuando cerró este taller me mandaron a Concordia por cuatro años a trabajar con una empresa concesionada”, contó y continuó diciendo que “se cerraron durante el mandato de (Carlos) Menem y desde ese momento todo quedó a la buena de Dios, por eso se deterioró tanto”. [b]Partida[/b] “En principio habíamos comenzado con los coches Fiat, pero como venía la temporada alta, necesitaban más coches y nos dieron instrucciones de trabajar en uno de primera y otro turista”, contó Movio. El vehículo que partió a fines de febrero para Basavilbaso es un primera clase que se reparó por completo en los talleres de Paraná. Tiene capacidad para 64 pasajeros sentados. Lo trasladaron en un camión y lo colocaron en las vías de la estación para acoplarlo a la formación de El Gran Capitán que va a la estación Federico Lacroze, en el barrio porteño de La Chacarita. Ahora están terminando el coche clase turista, de 88 asientos. En el predio de la Onabe les quedan tres duplas más de Corrientes para restaurar. Fuente: Valeria Girard de la redacción del diario Uno.