Domingo 3 de Mayo de 2009, 13:35

Glifosato, el veneno silencioso

| Luego que se conociera la investigación del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA, que confirmó que el herbicida glifosato es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en embriones, el médico Darío Gianfelici dijo a Salud y Bienestar que “lamentablemente, los efectos que ocurren con mayor impacto son en embriones y células placentarias, lo cual abre un panorama sumamente riesgoso para las descendencias de las personas expuestas”.

El profesional advirtió que “productos prohibidos en otros países como el endosulfán, acarrean graves riesgos e la salud humana. En Argentina, todavía no se ha tomado conciencia y hay que hacerlo antes que sea tarde”. Gianfelici, uno de los médicos que con mayor vehemencia ha denunciado en Entre Ríos los graves daños que provoca el glifosato en la salud, indicó que “los efectos del herbicida han sido probados no solo en Argentina sino en todo el mundo. En nuestro país, un estudio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet) lo advirtió recientemente, pero en otros lugares del mundo, como en el Centro Nacional de la Investigación Científica de la Universidad Pierre y Marie Curie, de Francia, la Facultad y de Medicina de Montevideo y la Universidad Nacional de Colombia, se demostraron hace tiempo los efectos nocivos en la salud”. El profesional, que hace más de 20 años trabaja en el Hospital Miranda de Cerrito, comentó que a pesar que en la zona bajó la fumigación, producto de la situación económica, la caída del precio de las commodities, el aumento en el valor de los insumos y el conflicto que el campo mantiene con el gobierno, “es simplemente porque disminuyó sensiblemente la siembra de soja transgénica, con lo cual bajó el uso de productos necesarios para la producción”. De todas maneras, manifestó que “si bien existe una toma de conciencia con relación a su uso, el productor agropecuario ha quedado metido en una trampa de la cual no sabe cómo salir. En Entre Ríos, las producciones alternativas como ganadería, tambo e incluso siembra de otros cereales fueron discontinuadas para producir soja, que es lo que hoy por hoy les es más rentable. Poner en marcha un emprendimiento lleva mucho tiempo y como todos saben, no hay créditos a tasa blanda para que los chacareros diversifiquen la producción. A pesar del alto precio de agroquímicos y fertilizantes, el productor no tiene otra alternativa que sembrar soja para sobrevivir”. Para Gianfelici, “no tenemos que perder de vista el cuadro completo de situación. Si bien hoy está el la vidriera el glifosato, también se usa un producto altamente tóxico como el endosulfán, que en muchos países está prohibido y aquí todavía no se ha tomado conciencia de los riesgos que acarrea a la salud humana”. Los registros casuales se convirtieron en pruebas evidentes cuando fueron analizados en forma sistemática. Desde el hospital de la localidad de Cerrito, Gianfelici manifestó en reiteradas ocasiones su preocupación por la utilización de agrotóxicos en la producción regional, lo que a su entender aumentó notablemente el registro de casos de algunas enfermedades como son fundamentalmente las dermatitis -afecciones en la piel- y en las vías respiratorias. Gianfelici analizó el registro de casos de seis afecciones que requirieron la atención en ese centro asistencial entre 1994 y 2004. De esta manera, comprobó que mientras la hipertensión y las enfermedades gastrointestinales tenían un leve aumento de casos, en función del incremento poblacional, las enfermedades de las vías respiratorias -tanto superiores como inferiores- se habían duplicado, mientras que las afecciones de piel se habían cuadruplicado. Por ello, señaló que “hubo un incremento de patologías relacionadas al uso de estos productos como abortos espontáneos, embarazos con complicaciones y nacimientos de niños con malformaciones”. El médico remarcó que “siempre se vuelve a pensar cómo se hace para que el productor abandone la práctica de fumigaciones de cultivos que le resultan económicamente muy rentables, y la única posibilidad es que desde el Estado se brinden políticas que den alternativas de producción sin perder la rentabilidad y que sean menos agresoras del medio ambiente. Por ahí pasa el meollo de la cuestión y hasta tanto eso no suceda continuarán las complicaciones causadas por las fumigaciones con agrotóxicos, ya que el medio ambiente tenía espacios que servían de amortiguadores de contaminación, que lamentablemente hoy ya no existen”. En Nogoyá, los pobladores se movilizaron hace un tiempo detrás de lo que consideran un problema tremendo, la coincidencia de distintos tipos de cáncer en habitantes de una misma zona, un radio céntrico en el cual se ha dado la situación de que hasta dos chicos hermanos deban pensar en el transplante de médula. En la Escuela Tabaré de Paraná, lindante con las chacras de la salida de la ciudad hacia Oro Verde, dos maestras que asisten desde hace años a ese establecimiento y cursaron todo su embarazo trabajando en el lugar se preguntan sobre la casualidad de haber tenido chiquitos con problemas neurológicos. Demasiadas coincidencias. Además, en los últimos días se informó sobre el aumento de los casos de abortos espontáneos y cáncer en las ciudades de San Salvador y General Ramírez. A estos datos deben sumarse otros en distintas ciudades de la provincia como Rosario del Tala, Basavilbaso, Gualeguaychú y Strobel, donde también aumentó la prevalencia de casos en enfermos de leucemia, insuficiencia renal, problemas pulmonares y neurológicos, intoxicaciones, malformaciones y otras enfermedades que tienen como causa el contacto directo o indirecto con el glifosato. El diputado nacional Raúl Solanas (Entre Ríos, PJ), presentó en la cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley que busca suspender en todo el territorio nacional y durante seis meses, el uso y aplicación de glifosato. Además pretende crear una comisión conformada por los ministerios de Salud, de Ciencia y Tecnología e Invención Productiva, las secretarías de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos y de Ambiente y Desarrollo Sustentable, para realizar un dictamen sobre la prohibición o uso y aplicación del glifosato, y por último, determinar un órgano de control y seguimiento para la utilización de este herbicida. En los fundamentos de la norma se explica que se tomaron textualmente dos informes que figuran en la página del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), relacionados con los problemas que podría acarrear el uso del glifosato, además de publicaciones periodísticas. El primer de ellos fue publicado el 15 de abril de 2009 en el diario El Litoral de Santa Fe, en la sección Ambiente y Ciencia, y se refiere a los efectos del glifosato en los animales. Con el título “Recopilan casos de malformaciones en ecosistemas agrícolas”, el diario publicó que “investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) evidenciaron las malformaciones que produce el glifosato y la muerte de las células nerviosas que la cipermetrina provocaría en los anfibios. Ahora están por publicar la primera recopilación en Sudamérica sobre malformaciones en agroecosistemas”. El diario señaló que otra vez “se disparó el acalorado debate sobre los agroquímicos y sus efectos en la salud humana. La difusión de informes que relacionan la actividad rural con una mayor incidencia de cánceres y malformaciones: la disputa que incluye tanto la legislación vigente como su efectivo cumplimiento, o no: y, sumado también, el fantasma del dengue y la demanda social de fumigar para controlar la enfermedad: todo esto contribuye para que hoy los plaguicidas estén en el centro de la tormenta”. Investigadores de la UNL realizaron evaluaciones ecotoxicológicas relativas a la incidencia de agroquímicos en las especies de anfibios regionales. “En el caso del glifosato, hace ocho años hicimos uno de los primeros estudios en la Argentina que mostraba las malformaciones que podía producir sobre anfibios anuros, y algunos problemas en el sistema branquial, al actuar sobre el esqueleto en formación de estos animales”, detalló el doctor Rafael Lajmanovich, docente e investigador de la UNL y el Conicet. Las investigaciones también analizaron los efectos de otros insecticidas muy usados en el país: como la cipermetrina y el endosulfán. “Los anfibios expuestos a estas sustancias sufrieron apoptosis (muerte celular programada) de células nerviosas y genotoxicidad en células sanguíneas, respectivamente”, indicó el investigador. Algunos compuestos fosforados también están siendo investigados en el Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (Fbcb-UNL), pero de modo más reciente. “Estamos trabajando con algunas enzimas que son indicadoras y cuantifican la exposición a agroquímicos fosforados. En este caso estamos hallando distintas evidencias a nivel de campo porque encontramos animales cuyas enzimas están inhibidas. Esto indicaría que pueden estar potencialmente expuestos a plaguicidas fosforados”, continuó. Dentro de esta misma línea de trabajo que surgió hace unos 15 años, los expertos reúnen información referida a malformaciones en agroecosistemas con el fin de publicar una recopilación al respecto, la primera en Sudamérica. Los trabajos se realizaron en la Escuela Superior de Sanidad de la UNL, el Instituto Nacional de Limnología (Inali) y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner) y fueron desarrollados por la doctora Paola Peltzer, el biólogo Andrés Attademo, la bioquímica Mariana Cabagna, los licenciados Celina Junges y Agustín Bassó, bajo la dirección de Lajmanovich. El proyecto de ley también incluyó en sus fundamentos la nota publicada el 14 de abril por el matutino cordobés La Voz del Interior, en la sección Sociedad, titulad “Alertan que el glifosato de la soja puede producir malformaciones”. En realidad, esta información se nutre de la publicada en Página 12, el 13 de abril (Mancha venenosa). La Voz del Interior advirtió que “el herbicida utilizado para la soja transgénica, principal cultivo de Argentina, puede producir malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, según una investigación científica divulgada ayer”. “Si bien para el estudio sobre los efectos del glifosato se utilizaron embriones anfibios, los resultados son totalmente comparables con los que sucederían con el desarrollo del embrión humano”, explicó Andrés Carrasco, microbiólogo y uno de los autores del trabajo, actualmente funcionario del ministerio de Defensa de la Nación. “Lo notable es que no hay estudios en embriones a nivel mundial y mucho menos inyectando glifosato en embriones”, aseguró Carrasco, quien también es investigador del Conicet y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires. Las dosis de herbicida utilizadas para el estudio “estuvieron muy por debajo de los niveles que se usan en las fumigaciones, por lo que la situación es mucho más grave debido a que “el glifosato no se degrada”, sostuvo Carrasco. En Argentina se utilizan anualmente entre 180 y 200 millones de litros de glifosato, desarrollado por la multinacional Monsanto. Carrasco dijo que la investigación determinó que “el glifosato puro, en dosis menores a las usadas en fumigación, genera malformaciones” y que el químico “podría estar interfiriendo en algún mecanismo normal del desarrollo embrionario que tiene que ver con la forma en que las células se dividen y mueren”. “Las empresas dicen que beber un vaso de glifosato es más sano que beber un vaso de leche, pero lo concreto es que nos han usado como conejillos de indias”, agregó. Carrasco puso como ejemplo al barrio Ituzaingó de Córdoba -como ya lo hizo en su momento la presidenta Cristina Fernández de Kirchner-, donde, dijo, “en los últimos ocho años se constataron cerca de 300 casos de cáncer asociados a las fumigaciones con plaguicidas”. En realidad, en Ituzaingó los estudios realizados no son concluyentes en cuanto al vínculo entre ciertas enfermedades con uno o varios de los contaminantes que han estado presentes en el barrio. Carrasco reclamó normas muy estrictas para la fumigación -“que nadie cumple por ignorancia o avaricia”, sostuvo- y “un estudio serio” sobre los efectos del químico en las personas. El autor del estudio, Andrés Carrasco, es parte del equipo de la ministra de Defensa, Nilda Garré. Ocupa el cargo de subsecretario de Investigación Científica de Defensa. Entre 2000 y 2001, durante el gobierno de la Alianza, fue el presidente del Conicet. Tiene una larga trayectoria en el país y en el exterior…”. Fuente: AIM.