Lunes 25 de Abril de 2005, 11:51

LE DIERON EL ALTA AL HOMBRE DE LA ERECCIÓN CONSTANTE

| Tras haber estado internado en el hospital Felipe Heras dieciocho días con una erección permanente, Horacio Alegre fue dado de alta, aunque todavía debe terminar de realizarse varios estudios. Según manifestó, la rigidez del miembro comenzó a disminuir, pero ningún profesional le dice qué ocurrirá de ahora en más.

En una entrevista realizada por el diario El Sol, Alegre sostuvo que le molesta que la gente se ría de él y que en la calle lo señalen. Ante el miedo de quedar impotente, su deseo es poder hacerse atender en Buenos Aires, para lo cual pidió ayuda a la gente. Alegre recordó que el 29 de marzo fue llevado al hospital Delicia Concepción Masvernat como consecuencia de una convulsión. Al ingresar al nosocomio sufrió un preinfarto; una vez restablecido lo trasladaron al Felipe Heras. “Cuando llegué a la guardia pedí a los camilleros para ir al baño y después me internaron en terapia, donde estaba evolucionando bien”. Luego de tres horas entró un enfermero y le indicó a Alegre que estaba “hinchado”, motivo por el cual le colocaría una sonda. “Le pedí por favor que no me pusiera una sonda porque me haría mal y no era necesario. Entonces me dijo: “acá vamos a hacer lo que decidimos nosotros y no lo que diga el paciente”. Luego otro de los enfermeros me ató las manos y el otro me puso la sonda, en la que vi que echaron un poco de líquido”. Según las propias palabras Alegre, le colocaron muy fuerte la zona en su miembro viril y le hicieron doler. “No soy caballo, pero no podía hacer nada. Pasaron como tres o cuatro horas y vino la doctora con una enfermera y preguntó quién dio la autorización para que colocaran la sonda. Como yo estaba lúcido le señalé al enfermero”. En el momento que la médica intentó sacarle la sonda, Alegre no soportó el dolor. “Entonces pusieron más líquido y de a poquito me la fueron quitando, pero yo escuché cuando la enfermera dijo que la habían puesto mal”, aseguró. Alegre notó que su pene había quedado erecto cuando la médica le pidió que se pusiera de pie. Con vergüenza les pidió permiso para volver a acostarse, sin siquiera haber podido orinar. Dos horas después, estando solo, volvió a levantarse y logró evacuar líquido en el pato, pero con la sorpresa que “en vez de orín era sangre”, apuntó. Al principio la profesional le había indicado que era normal la rigidez del miembro y que luego iría disminuyendo, algo que no sucedió. Antes de retirarlo de la UTI, Alegre dijo que le colocaron dos pastillas debajo de la lengua, que tuvo como consecuencia que él se quedara dormido, aunque alcanzó a darle instrucciones a su mujer: “Vos tenés que decir que yo salí con el pene parado de acá, por si ellos querían culpar a otros”. El destino de Alegre fue a la Sala 8, de Salud Mental, donde “luego de 48 horas me trasladaron a la Sala 5, donde me atendió muy bien el doctor Scharn y las enfermeras, donde me cuidaron como si fuera un chico”. Alegre graficó que durante dieciocho días estuvo con el pene erecto, luego comenzó a bajar, pero todavía no llegó a su tamaño normal. “La erección era permanente; luego del drenaje volvió a la normalidad, pero después se volvió a parar y así se mantuvo..., sin que los médicos me dieran una respuesta”. De acuerdo con lo indicado por Alegre, ahora le resta efectuarse un estudio en un Centro Neurológico y después lo trasladarán a Paraná. “Yo le voy a pedir que me manden a Buenos Aires, porque yo no puedo quedar así. Quiero volver a la normalidad. No soy loco y siempre estuve conciente de lo que me hacían en Terapia, donde me provocaron esto con la sonda”. Criticó que la médica ahora diga que no recuerda si cuando él estaba en la UTI firmó la autorización para que le realizaran esa práctica. “¿A qué estamos jugando?”, se preguntó Alegre, a quien le habrían indicado que él no era un Maradona para salir en los medios por lo que le estaba sucediendo. “Yo soy un negro pobre, pero honesto y quiero estar bien, no con la parte más íntima del hombre afectada”, planteó Alegre, quien dijo estar molesto con la gente que tomó su caso para reírse. “Imagínese, a mí me da vergüenza salir a la calle, porque se ríen y dicen:”ahí va el del cosita parada”, algo que me duele”, confesó. Alegre todavía desconoce que ocurrirá con su miembro viril. “Tengo once hijos, pero con mi edad (43 años), yo le digo a mi mujer que estoy para tener cinco hijos más, pero ahora no sé. Nadie me sabe explicar si voy a servir como hombre o no, si voy a llegar a tiempo o no, por eso quiero ir hasta Buenos Aires, pero desde el Heras se niegan a darme el pase”. Toda esta situación originó que Alegre no pudiera trabajar, algo que a él le preocupa mucho porque no tienen para darle comer a sus hijos. Fuente: APF