Domingo 18 de Febrero de 2007, 11:55

Rosario del Tala: cuatro muertes por malformaciones congénitas

| La Dirección de Maternidad e Infancia de la provincia de Entre Ríos ha centrado su atención en lo que han dado llamar -de entrecasa-, el “efecto sojístico”, es decir, las consecuencias que vienen registrando los profesionales de esa Dirección, en las zonas donde se realizan fumigaciones a sembradíos de soja.

Las ciudades que aportan casos a esta realidad, de acuerdo a lo informado por la Directora de Maternidad e Infancia, la licenciada Sonia Vázquez, son: Paraná, Diamante, Oro Verde, Victoria, Rosario del Tala, Gilbert y Líbaros; estos dos últimos a raíz del caso Portillo, publicado por este matutino. Pero en Rosario del Tala, el Comité de Salud, que analiza el perfil epidemiológico que incluye un estudio socio ambiental- cultural, ha determinado un dato preocupante: en sólo un año ocurrieron cuatro muertes infantiles -de 0 a un año de vida- por malformaciones congénitas. La relación con los agrotóxicos no es nueva. Ya en el año 2005, la periodista Lizi Domínguez, del diario La Capital de Rosario (Santa Fe), publicó una serie de notas donde se denunciaban una serie de casos de intoxicación y enfermedades derivadas de las fumigaciones de la soja con productos tóxicos. En esa oportunidad, con el título: “Posibles afectados en la zona rural talense por mal uso de plaguicidas”, la periodista da cuenta de denuncias por fumigaciones aéreas en sembradíos de soja que ocasionaron secuelas respiratorias y dermatológicas en adultos y niños. “Sólo dos personas radicaron denuncias formales en el Juzgado de Instrucción local, por lo que el fiscal Samuel Rogkin ya tomó cartas en el asunto y se encuentra investigando los presuntos casos de intoxicación. Una de las denunciantes es Silvia Frigo, directora de la escuela Nº 15 Juan José Paso -perteneciente a la Junta de Gobierno La Ollita, ubicada a escasos kilómetros de Rosario del Tala-, quien asegura que luego de que un avión fumigador aplicara plaguicidas por los alrededores de la institución e incluso sobre una de las viviendas cercanas, tanto ella como tres de sus alumnos experimentaron erupciones en distintas partes del cuerpo. En tanto que otros dos alumnos y un hermanito de seis meses sufrieron broncoespasmos”, informa la crónica. Luego, en el relato se lee: “Frigo reveló que los aviones fumigadores “no cortan el chorro ni tienen conciencia del daño que producen. El otro día una señora embarazada y su marido venían por la calle -en las inmediaciones del establecimiento- y un avión los bañó con el líquido”, y agregó: “yo misma he visto cuando lavan las máquinas en lagunas de la zona y contaminan el agua. Por eso hubo tantos peces muertos hace unos días”. Pero el diario da a conocer también el caso de María de los Ángeles Duré, la primera persona en manifestar públicamente las secuelas sufridas por el uso de agrotóxicos. “Mi marido, mi hija de 7 años y yo -que estaba de tres meses de embarazo- nos intoxicamos con un producto que fumigaron sobre un campo con soja cercano a mi casa. Durante dos días tuvimos vómitos, colitis, malestar general y me di cuenta que se debía a que el producto cayó sobre las verduras de mi huerta que habíamos comido al mediodía. Desde ese entonces tuve que controlar más seguido el embarazo y hacer reposo, porque a los seis meses comencé con contracciones. A los ocho nació la beba, que estuvo una semana internada con monitoreo permanente en la clínica de Crespo”, relató Duré. Otro caso que revela la nota de Lizi Domínguez da cuenta de Axel. “El bebé de Maricel Bogao, nació sin los dedos de su pie izquierdo, con problemas en los testículos e insuficiencia renal crónica, por lo que debió permanecer internado casi tres meses en Paraná y recibir asistencia en dos oportunidades en el hospital Garraham de Buenos Aires. La mujer vive en una precaria vivienda -ubicada a escasos metros de la Escuela Nº 15 y a media cuadra de la casa de María de los Ángeles Duré- junto a su hijo y su esposo que desde hace más de dos años se dedica a la aplicación de agroquímicos, entre otras tareas rurales. Mi marido se dedica a las fumigaciones porque no tenemos otra cosa”, señaló Bogao. Todos esos testimonios estuvieron avalados por la palabra del médico talense Gastón Paltengui, que entrevistado por la periodista de La Capital, aseguró: “el varón expuesto a tóxicos no influye sobre el embarazo de su mujer. En todo caso puede haber secuelas en embarazadas expuestas directamente al producto y los hijos pueden nacer con problemas neurológicos, urinarios y malformaciones en los miembros”. El profesional reveló su alarma ante el incremento de pacientes con afecciones respiratorias y dermatológicas, que a su criterio “pueden ser consecuencia de la aplicación de plaguicidas”. Seguidamente, remarcó que “es impresionante la cantidad de gente que acude al hospital San Roque y a las salitas de atención primaria con los ojos rojos, llorosos, renorrea y un cuadro asfíctico. En el último mes, de 15 consultas diarias que recibo en mi consultorio, 5 responden a estos cuadros y muchos de los pacientes derivan en internaciones para aislarlos del medio tóxico. El 50 por ciento de los casos son empleados rurales que no tienen las medidas de protección básica”, aseguró. Fuente: Estela Gigena de la redacción del diario El Día.