Sábado 28 de Julio de 2007, 14:14

Simuló ser un cura e intentó estafar a creyentes

| Los feligreses y el párroco de la Iglesia Santa Rafaela, ubicada en Barrio Policial en Paraná, no alcanzaron a ser estafados materialmente, pero sí espiritualmente. El impostor adujo que le robaron sus pertenencias y así cubría su verdadera identidad.

Los feligreses y el párroco de la Iglesia Santa Rafaela, ubicada en Barrio Policial en Paraná, no alcanzaron a ser estafados materialmente, pero sí espiritualmente. La comunidad de esa parroquia le abrió sus puertas a un hombre que se presentó como un sacerdote en desgracia, puesto que adujo que le habían robado sus pertenencias y acreditaciones en Rosario, y se solidarizó con el que posteriormente resultó ser un cura trucho. La primera información que llegó a manos de colegas de diario Uno, acercada por cristianos practicantes preocupados por éste y otros hechos contra los bienes y personas de la Iglesia, daba cuenta de que el falso sacerdote habría solicitado dinero para regresar a su casa, en Suiza, por lo que los solidarios feligreses de la parroquia Santa Rafaela habría realizado una colecta. Esta versión fue desmentida por el párroco Rolando Caminos, quien reconoció la existencia de la maniobra pero aseguró que “no se le dio dinero” y sólo se le brindó cobijo y alimento. El sacerdote informó que el impostor, que tiene alrededor de 40 años, “llegó a nuestra parroquia diciendo que era el padre Gilbert Dunot, oriundo de Siuza, y pidió ayuda porque sostuvo que le robaron sus pertenencias en Rosario”, y agregó que “entre las cosas que supuestamente le habían robado se encontraban sus credenciales de sacerdote, por lo que no podía acreditar esa condición”. Caminos relató que Dunot, luego de quedarse una semana en la parroquia, partió hacia Buenos Aires. “Desde allí me llamó Rómulo Puíggari -continuó- un sacerdote amigo de la Parroquia Del Pilar, en la diócesis de La Recoleta, preguntándome si conocía a Dunot, puesto que mencionó que era mi amigo y estaba pidiendo dinero a la gente para volver a su casa”. Allí se descubrió el ardid, porque Puíggari reveló que Dunot no revestía la condición de sacerdote. En seguida se puso en conocimiento del hecho a las autoridades del episcopado local, quienes informaron a todas las diócesis del país y de Latinoamérica de la situación. En ese sentido, Caminos recordó que se “enviaron mail a las diócesis de Brasil, México, Nicaragua, Paraguay, Venezuela, Uruguay entre muchas otras alertando del accionar de este hombre”, como así también precisó que se puede acceder, en los sitios de información católicos, a la imagen del impostor alertando de la existencia del mismo. En tanto que desde el Episcopado paranaense, reconocieron el hecho aunque indicaron que “simplemente fuimos advertidos por un sacerdote de Buenos Aires que había un hombre haciéndose pasar por sacerdote”. Consultada la fuente religiosa por la seguidilla de hechos que tienen como blanco los bienes y personas de la Iglesia, mencionó que “desde la curia no se dan indicaciones acerca de la seguridad en cada parroquia”. En ese sentido explicó que “cada comunidad con su párroco son los que toman las medidas de seguridad que creen necesarias o más convenientes de acuerdo a la realidad que viven”, y señaló que “generalmente los hechos en las iglesias suceden a la hora de la siesta, que es cuando se producen los robos”.