Martes 16 de Enero de 2007, 12:39

Una broma de pésimo gusto que podría terminar en una cau

| Lo que comenzó siendo una broma de mal gusto, terminará siendo un gran dolor de cabeza para los tatuadores que pintaron en la espalda de un joven de 17 años un pene y dos testículos, en vez del escudo de Boca, tal cual solicitó el menor en cuestión, no sólo porque fueron denunciados por la posible estafa y daño moral, sino que además hubo un abuso a la condición de disminuido mental que padece la víctima. Por todo esto, se calificó la acción de los tatuadores como de una maldad llamativa. Allegados a la investigación judicial que lleva adelante la jueza de Instrucción Estela Natal de Rebossio confirmaron que la magistrada está más que sorprendida por la inusual denuncia radicada en la jornada del viernes en Concepción del Uruguay.

Más allá de esto, se conoció que la jueza se encuentra junto a los allegados buscando material o antecedentes a nivel nacional ya que es inédito en La Histórica. La causa está caratulada en la parte inicial de la investigación como Estafa, pero podría llegar a cambiar por la de Daño o Lesiones graves. Se explicó que el daño producido puede llegar a derivar en una lesión irreversible, ya que lo tatuado en la espalda no sale tan sencillamente, sino a través de costosas intervenciones quirúrgicas o la aplicación de sistema de rayo láser, que no es muy económico. Por otra parte, la situación de los imputados podría complicarse aún más, porque la persona que fue víctima de la situación es un joven disminuido mental. Se alertó que “una cuestión es supuestamente hacerle una broma a una persona que está en igualdad de condiciones, pero otra muy distinta y dolorosa es a un chico disminuido”. Ante el tenor de la denuncia, se dispuso allanar el local donde se produjo el tatuaje y secuestrar los utensilios manipulados por los dos imputados en la causa que fueron denunciados en la comisaría primera de Concepción del Uruguay. La figura con que podrían llegar a ser imputados podría ser la de lesiones graves, porque habría un daño irreversible al cuerpo. Se reconoció que no existen, prácticamente, hechos de estas características por lo que habrá que consultar con distintas jurisprudencias y establecer el tipo de delito. Los tatuajes eran moneda corriente entre los detenidos en los penales, pero desde hace un tiempo comenzó a abrirse el mercado al resto de la sociedad, en especial la juventud. Los tatuadores habrían ofrecido el servicio al adolescente y con el fin de llevar adelante su broma, le ataron las manos para que no pudiera defenderse. De allí que en la denuncia de la madre en la comisaría hizo notar que el menor padeció importantes dolores y efectos colaterales a causa del tatuaje poco común. Personal policial que verificó el tatuaje reseñó a UNO que no se trató de un simple dibujo en la espalda, sino de una figura de considerables dimensiones que le ocupó casi toda la parte posterior del cuerpo. Por todo esto, se calificó la acción de los tatuadores como de una maldad llamativa. Los pasos a seguir en la causa judicial serán la toma de declaración indagatoria a los imputados y luego al menor tatuado. Fuente: diario Uno.